Con Messi en danza, las disquisiciones tácticas muchas veces acaban siendo un entretenimiento. Por eso da igual que el Barça salga con una defensa de tres, o que llene el centro del campo de peloteros. Para variar, el argentino se marchó a casa con el balón, tras su enésimo «hat trick», y obligó a Miranda a equivocarse en otro. Villa completó la tradicional goleada al Atlético, que no pudo decir ni mu. Falcao pasó por el Camp Nou como un fantasma porque enfrente había un equipo que, cuando está bien, lo fulmina todo. Y ayer el Barça volvió a su nivel, con defensa de tres y de cuatro. Y, sobre todo, con Messi, que juega en otra Liga.

Empeñado en demostrar que con tres se puede defender bien, Guardiola recibió al Atlético con un redoble de tambor. Porque, después de la primera parte de Valencia, hay que tener mucha confianza para esperar a Falcao y compañía sin un solo central y Alves como integrante de la última línea. Al técnico le salió bien porque sus jugadores, todos, cumplieron con la regla básica del estilo del Barcelona: presión muy adelantada, que impida a los rivales ya no sólo asomarse al área de Valdés, sino pasar del centro del campo.

Así fue desde el minuto 4, cuando el Tiago rojiblanco estuvo a punto de sorprender al guardameta azulgrana con un remate que mandó el balón a la parte superior del larguero. A partir de ese momento reapareció el Barça pletórico, que reduce al contrario a la nada. Ese equipo que defiende bien porque ataca mejor. Que presiona de una manera asfixiante y mueve el balón a toda pastilla en los metros finales, después de tejer y destejer en el centro del campo, para desesperación de los rivales, que no la huelen.

Para romper el hielo también son importantes jugadores como Villa, especialista en ganar la espalda a la defensa. Así lo hizo en el minuto 8, tras un pase milimétrico de Xavi. El guaje se adornó con un control con el pecho, un quite a Godín y un disparo cruzado. Cuatro minutos después, Xavi repitió faena con Pedro, pero al canario se le fue el remate por un palmo. Pedro se redimió poco después, cuando peleó como un jabato por un balón que salió rebotado hacia Messi, que salía del fuera de juego. El argentino dejó pasar para Pedro, que venía desde atrás, y después acompañó para forzar el lío entre Coutois y Miranda.

Resuelto el partido empezó el «show» de Messi. Tras el descanso, Guardiola recompuso la defensa con Alves en la banda y la reaparición de Piqué, al que le vendrán bien esos minutos para entrar en juego. El Barça aflojó un poco y le dio un respiro al Atlético, que empezó a pensar en compromisos más asequibles. Aún así, las oportunidades seguían siendo de Cesc, Pedro, Thiago, Villa y, por supuesto, Messi. Buena oportunidad para que Courtois, hasta ayer inadvertido, se presentase en sociedad. Cuando parecía que había pasado lo peor, Messi dejó otras dos piezas para el museo del fútbol. Primero con una excursión por todo el frente del área, con remate cruzado, y en el último suspiro para poner el lazo a un pase jugoso de Villa.