El panorama parecía inmejorable para el Barça, pero como en todo triunfo también las dosis de suerte tienen un papel principal. En el caso del partido de ayer, el papel de la fortuna tiene que ver con dos cabezazos francos. Uno certero, el otro no. Cuando el reloj se acercaba al minuto 20, Cristiano Ronaldo tuvo el empate. El rechace de un saque de esquina cayó en los pies de Xabi Alonso. El donostiarra puso un dulce en el área donde todos los defensas habían decidido abandonar sus posiciones. Se encontró el regalo Cristiano. Demasiado bonito para ser cierto, debió pensar, y su remate se fue desviado. La jugada demostraba que no era la noche del luso.

Se haría más evidente en la siguiente jugada. El Barça trenzó una contra súbita. Si el Madrid había merodeado el empate fiel a su espíritu -el rechace de un balón parado en un ataque de orgullo-, el Barça también se ajustó a su libro de estilo para sentenciar el choque. Todo empezó en Messi, otra vez. El argentino une a su potencia descomunal en el regate una visión de juego impropia de los jugadores capaces de valerse por sí mismos. El argentino vio por el rabillo del ojo la incorporación de Alves y le cedió el testigo. El lateral con alma de extremo levantó la cabeza y puso un balón de oro al segundo palo. Allí apareció la cabeza de Fàbregas para aniquilar el choque y abrir de par en par la Liga.

Hasta el final sólo existió el Barça. El Madrid nadó entre dos mares: el del orgullo, que le exigía ir a buscar la remontada heroica apelando a espíritus de buen recuerdo, y el de la razón, que le pedía resguardarse y evitar una goleada. Pudo pasar cualquier cosa. Las ocasiones se acumularon en las dos porterías, pero el partido nunca pareció peligrar para los azulgranas.

El Barça se coloca ahora líder de la Liga con un partido más. Las matemáticas dicen que el Madrid sigue con ligera ventaja, pero anímicamente el análisis cambia. El Barça avanza a ritmo frenético, sin titubeos, fiel a su estilo. El Bernabeu se ha convertido últimamente en un bonito punto de paso para seguir logrando títulos.