Gijón, Víctor RIVERA

Y de pronto, el Sporting B rompió las tablas y escapó de la maldición del empate tras siete consecutivos. No fue fácil. Sin hacer nada del otro mundo, el Coruxo casi salió ganando del vestuario gracias a un gol tempranero que condenó al filial a buscar una nueva remontada. Los de Manolo tuvieron que trabajarla y madurar a su rival, mucho más entrado en años y en kilos y mucho menos dotado del talento que dejan asomar algunos de los nuevos yogurines. Los goles rojiblancos no llegaron hasta el segundo tiempo y a ratos hasta pareció bueno un nuevo empate. La segunda victoria de la temporada permite al filial rojiblanco dar un salto en la tabla y, a la espera de otros resultados, salir de la zona de descenso.

La superioridad técnica y la urgencia por ganar de los rojiblancos fueron evidentes desde el pitido inicial. Por eso resultaba incomprensible ver cómo transcurrían los minutos con el Coruxo por delante en el marcador. Los vigueses rentabilizaron a la perfección la que fue su única ocasión del encuentro. Con los equipos aún asentándose sobre el césped, Miguel Centrón levantó la cabeza, vio la carrera de Josu Villar y le filtró un pase por el medio de la defensa. Mientras todos sus compañeros dibujaban la línea del fuera de juego, Álex Menéndez no resistió el impulso de correr junto a su rival, con lo que habilitó su posición. El resto fue pan comido. Villar superó la salida de Raúl con un toque sutil. 0-1 en el minuto 3, y ahí se acabó el Coruxo.

El Sporting necesitó unos minutos para acomodarse al nuevo escenario, pero Manolo en seguida trazó un plan B. La idea era sacar de la cueva a un rival que ya había planteado una defensa de cinco y que ahora se protegía aún más. El Sporting lo intentaba siempre por fuera buscando la habilidad de Jara o la velocidad de Mendy, que fue un suplicio siempre para la defensa visitante y algunas veces para la grada de Mareo, que no le perdonó su excesivo individualismo.

Las ocasiones se sucedieron en el primer tiempo, pero el acierto de Alberto o la falta de precisión de los atacantes evitaron el empate. Tras el descanso los técnicos recolocaron a sus futbolistas. El entrenador visitante buscó una defensa por aglomeración de efectivos, con nueve futbolistas en apenas diez metros. Manolo dio entrada a Diego y situó a Barrera, probablemente el futbolista con más proyección de este filial, como pivote. El equipo fue otro. Las ideas afloraron, las ocasiones fueron más nítidas y los goles cayeron. El primero en una acción de estrategia que Guerrero peinó en el primer palo y Gálvez remachó y el segundo tras una arrancada de Mendy, cuyo centro chut lo embocó Guerrero junto al palo.

El filial pudo sentenciar el choque, pero Mendy ignoró una y otra vez los desmarques de sus compañeros, lo que enfadó a la afición rojiblanca. El Coruxo buscó el empate a la tremenda, pero el filial supo defender su segunda victoria de la temporada.