El Mirandés, de Segunda División B, volvió a dar la sorpresa al eliminar a un Primera División como es el Racing de Santander, tras empatar (1-1) en la vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey, que sumado al 2-0 conseguido en la ida hacen del Racing el segundo equipo de la máxima categoría que cae a manos de los burgaleses.

El equipo de la categoría de bronce comenzó el encuentro en El Sardinero mandando, demostrando que el juego de la ida no fue una excepción y que querían sentenciar la eliminatoria cuanto antes. Incluso pudo adelantarse el Mirandés con una gran jugada de Pablo Infante en el minuto 18 que desbarató Mario.

Sin embargo, el Racing también quiso dar un golpe sobre la mesa y Munitis, a los 35 minutos, acababa con su sequía de más de un año sin marcar, y anotaba el 1-0 en una contra, resultado con el que se llegó al descanso.

La segunda mitad comenzó con el mismo guión que la primera, con el Mirandés llevando la manija del encuentro, con un Racing que no sabía como meter mano a su rival. Todo hasta el minuto 57, cuando el colegiado Iturralde González decidió expulsar por una más que dudosa segunda amarilla al defensa racinguista Bernardo.

Una decisión que dio más tranquilidad a los hombres de Carlos Pouso, que prácticamente sentenciaron la eliminatoria gracias a un claro penalti de Torrejón sobre Pablo Infante. El propio Infante fue el encargado de transformar la pena máxima, consiguiendo el empate y su quinto gol en la Copa del Rey que le hace ser el máximo goleador de la competición.

El gol de Infante supuso un jarro de agua fría para el conjunto racinguista, que no pudo reaccionar y con el 1-1 finalizó el encuentro. Con este empate, unido al 2-0 de la ida, el Mirandés consiguió hacer de nuevo la machada y eliminar, por segunda vez, a un Primera División tras cargarse al Villarreal. El conjunto burgalés se enfrentará en los cuartos al ganador de la eliminatoria entre el Espanyol y el Córdoba.

Victoria contundente del Mallorca

Por su parte, una remontada épica ha permitido al Mallorca clasificarse para los cuartos de final de la Copa del Rey al derrotar por 6-1 a la Real Sociedad, que se había impuesto 2-0 en la ida de los dieciseisavos disputada en San Sebastián.

El Mallorca nunca dio la eliminatoria por perdida y apelando al espíritu de lucha y sacrificio que inculca su técnico, Joaquín Caparrós, y diez minutos mágicos en el primer tiempo, dejó con la miel en los labios a una Real que sigue sin alcanzar los cuartos de final de la Copa del Rey desde 1993.

El equipo balear disputará los cuartos de final, a los que ha accedido en tres de las últimas cuatro ediciones de la Copa, probablemente ante el ganador de la eliminatoria que el jueves resuelven el Athletic Club y el Albacete.

La obligación de remontar un 0-2 en contra para seguir vivo en la competición espoleó al equipo balear en el inicio del partido, que afrontó con la esperanza de marcar pronto con el objetivo de mantener intactas sus opciones.

La Real, que se jugaba pasar a los ansiados cuartos de final, fue a lo suyo, es decir, cedió la iniciativa al Mallorca y blindó su defensa a la espera de aprovechar cualquier error de su adversario. Además, Ifran marcó un gol que podía valer la eliminatoria, pero que fue insuficiente.

El equipo de Joaquín Caparrós exhibió los mismos problemas de siempre en la creación de oportunidades de gol, sobre todo, cuando se enfrenta a rivales que saben manejar los tiempos defensivos. Pero esta vez, tuvo el acierto ofensivo que se le había negado en otras ocasiones.

Los baleares alternaron errores y aciertos en el objetivo de acercarse a la portería defendida por Zubikarai, mientras que los donostiarras intentaron mantener el tipo, pero sin éxito, abrumado por sus fallos y el acierto ofensivo de su rival.

El Mallorca, fiel a las exigencias de Caparrós, peleó por mantener viva la eliminatoria y lo logró con goles marcados en un lapso breve de tiempo en los que aprovechó los graves errores cometidos por la zaga donostiarra.