Luis Cuenca no está teniendo un buen año en el Marino. El defensa gijonés cumple la segunda temporada de su segunda etapa en el equipo azulón, pero cuenta poco para el técnico, José Luis Quirós, después de que el pasado año fuera el dueño de la banda derecha desde su llegada en octubre, en sustitución de Kily, que se fue al Langreo.

El jugador, no obstante, se entrena a tope cada día para estar a punto, y el pasado domingo pudo demostrarlo en el Salto del Caballo cuando tuvo que entrar en el once a última hora, tras lesionarse Castaño en el calentamiento y forzar a Quirós a cambiar el sistema de juego, pasando el lateral derecho Queipo al centro con Pablo. «Me tocó salir a calentar rápido y jugar, fue algo imprevisto, pero estamos ahí para ayudar al equipo cuando lo requiera», comentó.

La llegada de Queipo relegó al jugador gijonés al banquillo, y el de Toledo fue su tercer partido de titular, tras los de Coruxo y Tenerife (aún no ha debutado esta temporada con el once en Miramar), aunque dispuso de minutos en otros nueve encuentros. Y se sintió bien, aunque lamenta la derrota (2-0). «Físicamente me sentí bien, porque entreno duro para aprovechar mi oportunidad, la pena es que no hicimos un buen partido y no pudimos puntuar. Fue uno de esos partidos que salen mal en el año, y hay que pasar página», comentó.

Cuenca entiende su suplencia. «Todos trabajamos para jugar, y los que salen lo hacen bien, así que toca esperar», señaló. También él confía en la salvación. «Tenemos un buen equipo y lo que necesitamos es hacernos fuertes en casa para evitar meternos abajo, porque luego todo son dudas».