Oviedo, Mario D. BRAÑA

La toma del Palacio de los Deportes de Oviedo por la tropa de la Copa Davis provoca efectos secundarios. Los habituales de la instalación trabajan en el exilio, algunos desde hace un mes, con las incomodidades propias de los traslados forzosos. Los más perjudicados son los integrantes del Centro de Tecnificación de Halterofilia y el Club San Mateo, que trabajan esta semana en un gimnasio sin las condiciones mínimas.

El entrenador de halterofilia del Club San Mateo, Lodario Ramón, consiguió evitar el desalojo hace un mes, cuando empezaron los trabajos de acondicionamiento del Palacio para la eliminatoria de Copa Davis. Los responsables de la instalación atendieron a razones, ya que el técnico y sus cuarenta deportistas ocupan un lateral de la instalación. Hasta el viernes pasado pudieron trabajar con normalidad.

Desde el lunes, Lodario y sus deportistas se las ingenian como pueden en un gimnasio bajo la piscinas del Parque del Oeste, a todas luces inadecuado, según el técnico: «Tenemos que entrenar con una humedad y un calor terribles. Y, además, las bancas para deportistas minusválidos no sirven».

Un detalle, éste último, importante cuando una usuaria habitual es Loida Zabala, que está en la recta final de su preparación para los Juegos Paralímpicos de Londres: «Justo esta semana era importante hacer buenos entrenamientos porque el sábado tiene una competición en Grecia, en la que le vendría bien acreditar marcas importantes. Hemos traído una banca del Palacio, pero no es lo ideal».

Para Lodario, es curioso e indignante que Nadal haya renunciado a la Copa Davis para estar en los Juegos Olímpicos «y que una deportista que va a estar en Londres se prepare en estas condiciones. Esto demuestra que hay deportes de primera, de segunda, de tercera y perdidos, como el nuestro». El técnico advierte que sus quejas van más allá de esta semana: «El Palacio es una preciosidad, pero los gimnasios necesitan una remodelación. En invierno entrenamos a 8 o 9 grados, cuando lo ideal serían 20».