Alberto Contador ha sido sancionado por el Tribunal de Arbitraje Deportivo, y la sentencia está llena de contradicciones. Los jueces consideran que no ha sido probado suficientemente el dopaje, aunque sí especifican que el clembuterol encontrado en el análisis no se debe al filete de carne de vacuno, argumento mal esgrimido, sino a un alimento vitamínico contaminado. Al ciclista se le considera inocente, pero se le castiga.

La norma especifica que pasarse de la raya, en pequeña o gran cantidad, no exime del castigo. Desde ese punto de vista la sanción era esperable. No hay poco o mucho dopaje, como no hay poco o mucho penalti. Lo hay o no lo hay, y en el caso del campeón español, con los datos en la mano, no puede existir la duda, pese a la insinuada por los jueces.

Probablemente, Contador ha estado mal aconsejado y debió aceptar la sanción de un año. Su persistencia en el argumento de su inocencia, finalmente, no le ha beneficiado. Pese a ello, no es de recibo el modo en que se le ha castigado. La sentencia comete un claro atropello cuando le retira la victoria conseguida en el Giro, en 2011.

El control positivo se dio en el Tour 2010 y, lógicamente, de acuerdo con las resoluciones habituales, se le tenía que retirar tal victoria. No es admisible que ocurra lo mismo con el Giro del pasado año, porque lo corrió sin sanción definitiva, a la espera de sentencia y con el plácet de los jueces, que le permitieron participar. Lo hizo dentro de la ley y por ello es inadmisible que se le reste tal victoria.

En España se ha predicado lo de «tolerancia cero», pero sigue habiendo casos de dopaje de diversos deportes, especialmente, atletismo y ciclismo. En Francia hace años que es perseguible de oficio la posesión de drogas sin receta médica y se castiga el transporte de la mismas sin permiso oficial, y de ahí que haya habido más de una sanción por la simple posesión de medicamentos.

No se ha podido probar que en el caso de Contador hubiera habido transfusión sanguínea, sistema que se ha seguido con frecuencia. La nunca sentenciada «operación Puerto» contenía numerosas bolsas con nombres más o menos supuestos. En Francia aprovechan la ocasión para volver sobre su sospecha de que son muchos los deportistas españoles que se dopan y, ahora, hasta mezclan en ello a Rafa Nadal. A Contador no se le ha aplicado el beneficio de la duda, la que han tenido sus jueces, y los medios informativos franceses hablan muchas veces por la herida de las derrotas de sus conciudadanos. No obstante, ha habido tantos casos en nuestro país que hasta parece ridículo hablar de la animadversión gala, aunque lo indecente es lanzar sospechas sin pruebas.

Según un ex ciclista, y ex director de equipo, a quien no quiero pasar por alto, los corredores no compiten con platos de macarrones como gran alimentación. Si ello es cierto, viene a cuento la afirmación de Eddy Merckx, quien acaba de decir que si los controles se llevaran hasta el último extremo todos darían positivo.

En el caso de Contador se puede estar a su lado por la tardanza en emitir sentencia, por los casi dos años en que ha vivido sumido en la incertidumbre y no poco sufrimiento. La sentencia con carácter retroactivo tiene dos visiones: es beneficiosa porque acaba condena el 5 de agosto y es perjudicial por el atropello de eliminarle del triunfo en el Giro y, consecuentemente, restarle sus beneficios económicos.