Fue entonces, en ese momento crítico, cuando Ferrero dio por primera vez la razón a Corretja en su elección, más allá de su posición en el ranking. Equilibró el set con dos roturas consecutivas y, tras disparar las alarmas por unos problemas físicos que obligaron a parar el partido, salvó un momento crítico con 5-6 y 0-30. Llegó hecho una furia a la «muerte» súbita y, amparado por un buen saque, se impuso por un contundente 7-2. Cuando parecía que lo peor había pasado, que Ferrero lo tenía todo bajo control, Kukushkin justificó la presencia de Kazajistán en el grupo mundial de la Copa Davis.

Pasada la tensión del desenlace del tercero, el ambiente se descomprimió y Ferrero no consiguió mantener la intensidad en el cuarto set. A Kukushkin, arropado por el medio centenar de incansables kazakos, le bastó una rotura para alargar el partido. Y de qué manera. La quinta manga tuvo todos los ingredientes que hacen de la Davis una competición irrepetible: emoción, alternativas, polémica y, en el caso de España, la satisfacción de un final feliz.

Superado el escollo, el equipo español estaba en condiciones de poner la directa. Nicolás Almagro, que había reivindicado ruidosamente su derecho a jugar la Copa Davis, no podía fallar con todo a favor: un ranking muy desequilibrado (el 11.º del mundo frente al 132.º), la superficie en la que mejor se mueve y la tranquilidad del triunfo de su compañero. La facilidad con que conquistó el primer set pareció confirmar esta impresión. Golubev, un tenista famoso por su irregularidad, no parecía en condiciones de presentar tantas dificultades como Kukushkin.

Ni siquiera el desenlace del segundo set contradijo esa impresión. Fue más un problema de concentración de Almagro que de otra cosa. Tras la rotura decisiva de Golubev, con 4-4, el murciano luchó por alargar el set, pero una bola dudosa y un par de errores igualaron momentáneamente el partido. En cuanto se reanudó el partido, Almagro despejó cualquier duda y se apuntó el tercero en menos de media hora. Después de siete horas de tenis, la gente pedía un desenlace rápido y Almagro complació a la afición española con otro 6-1.

Una vez que Ferrero y Almagro hicieron los deberes, hoy llega el turno de Marcel Granollers y Marc López. Forman una pareja solvente en el circuito y sólo queda la duda de su respuesta en una competición no apta para espíritus tibios. Saben que el 2-0 es un buen colchón, pero se juegan algo más que el tercer punto porque España sigue buscando un dobles de garantía.