Oviedo, Antonio LORCA

A perro flaco todo son pulgas. Y, si no, que se lo digan a Alfredo Riera, entrenador del Oviedo Baloncesto. El regreso a Pumarín un mes y once días después de caer por 64-69 ante Gandía no les podía llegar en peor momento ni ante peor rival a los asturianos.

Los de Riera se miden al líder de la competición, el Andorra, que ha perdido tan sólo dos partidos en lo que va de Liga, y lo hacen con tres bajas seguras, Iván Matemalas, Howard Brown y Álex García, y con otros tres jugadores que aún son duda para el partido, Héctor Macía, Bryan Le Duc y Rubén Suárez. Por si fuera poco, el Oviedo viene de cosechar una derrota escandalosa en su visita a Prat (101-53). De esas que pasan factura en la moral de los jugadores.

«Hoy (por ayer) ha sido el primer día de la semana que he podido juntar a diez jugadores, incluyendo a dos del equipo de Primera Nacional», se lamenta Riera. Y es que la enfermería no ha parado en lo que va de semana. Además, la plaga de lesiones está atacando la línea de flotación del equipo. Uno de los refuerzos más importantes de la temporada, Howard Brown, que ya se perdió el partido ante Prat, tampoco estará mañana (19.00 horas) ante Andorra por una lesión muscular. Más grave aún parece lo de Iván Matemalas. El mallorquín, que a pesar de llegar con la temporada comenzada se había convertido en titular indiscutible, arrastra desde hace varios partidos un problema en la espalda cuya solución aún no se ha detectado y que lo podría dejar fuera por un largo período. Quien tampoco estará mañana será el canterano Álex García, que se ha roto el ligamento de un dedo de la mano y estará entre mes y mes y medio sin jugar.

Pero si el capítulo de bajas es amplio, no lo es menos el de jugadores tocados. Rubén Suárez se llevó un golpe en un entrenamiento esta semana del que le han quedado secuelas y, si llega al partido, lo hará muy justito. Algo parecido ocurre con el estadounidense Le Duc, que arrastra un proceso gripal. Otro de los puntales del equipo, Héctor Macía, podría regresar tras un problema muscular, pero, de hacerlo, jugaría pocos minutos. Tampoco está al cien por ciento su hermano, Adrián. En este caso, por cuestiones laborales que le han impedido entrenarse la mayor parte de la semana.

A pesar de todo, el entrenador de los ovetenses trata de lanzar un mensaje de optimismo: «Tenemos la ventaja de que jugamos en casa. No estamos al cien por ciento y jugamos contra el mejor equipo de la categoría, pero nuestra obligación es dar la cara y, al menos, dar buena imagen para olvidar lo de la semana pasada que, con bajas o sin ellas, no tiene justificación».