Oviedo, N. AZPARREN

Falcao recaló en el Atlético de Madrid en verano rodeado de una expectación inusitada. Cuarenta millones de euros tuvieron la culpa. Adrián López lo hizo gratis y a su sombra, con bastante menos expectación. Ni ser máximo goleador del europeo sub-21 parecía un precedente de relumbrón. La Liga no comenzó del todo mal para los rojiblancos. Falcao hacía goles con asiduidad y algunos apuntaban a que disputaría el «Pichichi» a Messi y Ronaldo. De Adrián solo se hablaba para apuntar a un delantero con margen de mejora pero algo verde. Luego llegó el descalabro, la salida de Manzano, el músculo impuesto por Simeone y los resultados inmediatos. Eclipsando incluso al mismo Falcao, esta vez los halagos le llegan al de Teverga. Con merecimiento.

Exhibirse en un escenario como el Olímpico de Roma trae sus consecuencias. Allí viajo el Atlético con su meta impoluta tras el aterrizaje de Simeone. El récord se prolongó 20 minutos, hasta que Klose rompió el muro de Courtois. Como espoleado por el dardo, Adrián asumió entonces el mando de las operaciones.

El asturiano dio un recital. Anotó el primero tras una dejada de Falcao que dedicó a su compañero de habitación Godín el día de su cumpleaños, se movió inteligentemente en el segundo para que el colombiano anotara y le regaló directamente el tercero en bandeja. En medio de las tres acciones su movilidad y asociación con Falcao supusieron el mejor ejemplo de la nueva versión atlética desde la llegada del Cholo.

En la zona de vestuarios no se hablaba de otro hombre tras del partido. «Me entiendo con él porque es muy inteligente», explicó de forma concisa Falcao, su socio y benefactor. «El estilo de este equipo es presionar y tener intensidad. A partir de ahí emociona verlos. Todo empieza en los delanteros: doy mucho valor al trabajo de Adrián, Falcao o Diego», se limitó a comentar Simeone, poco dado a las exaltaciones individuales. Hernanes, el centrocampista del Lazio, reconoció incluso que no conocía al de Teverga antes del partido. No olvidará su nombre.

La temporada de Adrián con el Atlético va camino de ser sobresaliente. Lastrado en La Coruña por su poca facilidad para el gol (su registro de 12 tantos en 70 partidos le hizo tanto daño como las palabras de Lotina al definirle como «el Ronaldo blanco»), a orillas del Manzanares ha olvidado sus problemas con el arco rival. En Liga suma seis tantos tras 20 partidos, sólo superado en su equipo por los 14 de su compañero Falcao. En la Europa League los dos acumulan cinco tantos. El Atlético parece en racha de la mano del mejor Adrián, centro ahora de unos elogios que le deberían haber llegado antes.

Su próxima cita será mañana en El Molinón.