Oviedo, Á. FAES

Lesionado el último día del año pasado, Di María volvió el sábado por la noche a un campo de fútbol. Salió en un partido amable, resuelto y con el Racing entregado. Apareció en el minuto 60 y un cuarto de hora después hacía el tercero del Madrid. Un golazo. El equipo agradece al Fideo por su velocidad, verticalidad y el desequilibrio que aporta. Pero la sombra de la lesión le visitó de nuevo cuando apenas había entregado media hora escasa de fútbol. Atendido en la banda, pudo terminar después el partido. Sin embargo, ayer no tenía asiento en el avión que llevó a los blancos a Moscú para la primera entrega, mañana, de los octavos de final de la Liga de Campeones. «Contusión muscular», dice el parte médico del club, a la espera de más pruebas.

El mejor año de Di María en el Madrid, una temporada cuajada de goles y asistencias, encuentra en las lesiones musculares el freno para que el suyo sea un curso redondo. El sábado volvió después de mes y medio fuera y una recaída. Era la baza de Mou para sorprender al Barcelona en la Copa, pero al aumentar el ritmo de entrenamientos se resintió. Ahora estaba listo, incluso pudo haber jugado la semana pasada contra el Levante, pero el luso le guardó. No quería arriesgar con él.

El sábado por la noche salió con media hora por delante y fue el Di María de siempre. Un futbolista veloz, directo y bullicioso. Con el Racing menguado en número y ya con los brazos bajados, avivó desde la banda derecha un partido que ya no tenía alicientes. Pero poco antes del final pisó el balón, chocó con un rival y volvió a sentir dolor. De momento, no hay plazos para la recuperación de un futbolista esencial para el último sprint de la temporada. Generoso en el esfuerzo, sus problemas musculares comenzaron por una carrera de más el 6 de noviembre contra Osasuna. Desde entonces, sus apariciones, casi siempre brillantes, son intermitentes.

Se quedó Di María en Madrid, igual que Lass y Altintop por lesión. El equipo trabajó ayer por la mañana y, desde Valdebebas, fueron directos a Barajas para partir hacia Moscú, donde mañana espera el CSKA con temperaturas bajo cero. Viajan con Mourinho 21 futbolistas para el primer día clave de la recta final de la temporada. Hace frío, mucho, en Moscú y por eso el Madrid viaja con antelación, para intentar, si es que es posible, acostumbrarse a sensaciones térmicas poco habituales. Se esperan cinco grados bajo cero a la hora del partido, que será a las 18.00 en horario español.