Entre el catálogo de quejas de Pacheta después del partido pocas iban referidas al juego de los azules. La escasa suerte en la finalización, la facilidad a la hora de recibir mazazos en forma de goles e incluso la labor arbitral -algo que no se le había escuchado al técnico hasta ahora- coparon la explicación del técnico. ¿Y el juego? «A mí sinceramente me ha parecido que hemos jugado bien», contestó el técnico. Algunas horas más tarde, con el tiempo suficiente para analizar los errores más marcados en La Roda, la plantilla se alineó con su técnico.

«Hubo partidos peores como el de Alcalá de Henares o Toledo. Ahí tenía muy mala sensación en el campo y viendo el vídeo era aún peor. Cometimos errores de bulto, pero en el resto de acciones del partido creo que no estuvimos mal». Aitor Sanz fue uno de los que salieron a la palestra. Suele ocurrir tras las derrotas, el madrileño no elude ningún enfrentamiento, sea en el campo o fuera de él. Cargas inherentes al cargo de capitán en un equipo con tanta presión añadida. «Perder dos partidos hace que te descuelgues de los primeros puestos, pero queda mucho», expresa Aitor Sanz; «el equipo ha demostrado su capacidad a lo largo de la temporada, podemos recuperar los puestos de cabeza y meternos entre los cuatro primeros. Sabemos reaccionar».

La situación, lejos de alcanzar la gravedad del inicio liguero, sí la recuerda en algunos aspectos. El comienzo de campeonato marcó de manera notable a la plantilla. Encontrarse en la cuarta jornada con un sólo punto en el casillero para un equipo con la vitola de favorito pesó allá por octubre. Por eso, la receta usada en los dos últimos tropiezos va por ese camino: recordar momentos más complicados puede llevar a que el equipo reacciones y salga del hoyo.

«Sabemos lo que es tocar fondo, tenemos esa ventaja con otros equipos. Es cierto que no estamos atravesando un buen momento. Hay que limar errores y recuperar la confianza», expresa el capitán. «Los primeros que tenemos que tener calma somos nosotros. Debemos ser un equipo más regular porque los de arriba también van a fallar», le secunda Negredo. «No hay que ser alarmistas, debemos confiar en nuestras posibilidades. La plantilla cree en lo que hace y esperemos que la afición también lo haga y nos apoye como hasta ahora», abunda Aitor Sanz. «El mensaje es el de siempre, que confíen en nosotros, que al final de Liga estaremos entre los cuatro primeros», sentencia Negredo.

Apelaciones al elemento emocional, promesas de cambio, mensajes de calma..., pero entre las explicaciones de la plantilla nadie se atreve a cuestionar el modelo de juego. El Oviedo sabe desde hace tiempo a lo que juega y ni la derrota más dolorosa de la temporada es capaz de crear una grieta en la mentalidad de los futbolistas. «Había un modelo claro de juego y tras los primeros resultados nos entraron las dudas. Luego conseguimos remontar el vuelo y nos dio confianza. Todo pasa por conseguir una gran victoria que nos lleve a recuperar la buena dinámica, no será fácil, pero tenemos capacidad para hacerlo», analiza Aitor Sanz. Los caprichos del calendario dicen que el Oviedo tenga un nuevo examen en Luanco, ante el primo pobre de la categoría. Será un partido con más de tres puntos en juego, tal y como ocurrió en el partido de ida.