La buena vecindad entre asturianos y cántabros, la presencia de Manuel Preciado en el banquillo rojiblanco y la de los asturianos Muñiz y Marcelino en el santanderino, y las circunstancias favorables que lo hicieron posible, situaron en el punto de mira los últimos enfrentamientos entre Racing y Sporting. El «pacto de Llanes» suscitó comentarios más o menos malintencionados en muchas latitudes de la España futbolística. Esta vez no ha lugar para la sospecha. El próximo sábado, más que un encuentro, entre Racing y Sporting se producirá un impacto. Será un choque brutal que tendrá consecuencias severas para el que salga más perjudicado. Tal y como están las cosas, parece muy difícil que ambos equipos consigan salvarse a final de temporada. Además de tres puntos absolutamente vitales, asturianos y cántabros se juegan el «goal average» (en El Molinón se registró un empate sin goles en la primera vuelta).

El Sporting acude a El Sardinero con el único objetivo de lograr la primera victoria de la era Clemente. No vale ningún otro resultado. Un triunfo rojiblanco permitiría al Sporting adelantar a los cántabros en la clasificación, aunque ambos equipos estarían empatados a puntos. Para estrenar el casillero de victorias con Clemente, los rojiblancos tendrán el respaldo de casi 1.500 sportinguistas. A pesar de que se trata del desplazamiento más corto del año, la Mareona nunca alcanza todo su potencial en Santander.

La historia demuestra que la empresa no es sencilla. El Sporting ha visitado El Sardinero en veinte ocasiones en la máxima categoría con un balance de cinco victorias, cuatro empates y once derrotas. La historia reciente es la más cruel con los rojiblancos, que no logran un triunfo en Santander desde el 9 de noviembre de 1986. En aquella ocasión, los rojiblancos se impusieron 1-2, gracias a los tantos de Eloy y Joaquín, que remontaron el gol inicial de Juan Carlos Suárez. Curiosamente, en aquel partido tomó parte Marcelino García Toral, quien posteriormente sería entrenador de ambos equipos.

La temporada pasada el Sporting ya jugó un partido de alto voltaje en El Sardinero. Los rojiblancos visitaron Santander el 9 de enero, en el penúltimo partido de la primera vuelta y con Preciado al borde de la destitución. El Racing se adelantó en el marcador y el cántabro parecía sentenciado, pero un gol de cabeza de Diego Castro en el tiempo de descuento salvó el bigote del técnico. Aquel empate fue el punto de inflexión de un equipo rojiblanco que firmó una segunda vuelta con números europeos y que certificó la permanencia coincidiendo con la visita cántabra a El Molinón.

A falta de quince partidos para el final de temporada, el Sporting tiene una desventaja de seis puntos con el Villarreal, equipo que marca la permanencia, y de nueve con el Sevilla, undécimo clasificado. Son muchos los equipos implicados en la pelea por salvar la categoría, pero el hecho de que el Zaragoza se haya descolgado tan pronto (su desventaja es de once puntos) puede encarecer aún más la salvación.

Las cuentas ya están hechas, según confesión del propio Clemente. El Sporting necesita ganar ocho partidos de los quince que le restan, aunque lo podría alcanzar con alguno menos si se derrota a los rivales directos, con lo que se les restaría puntos. Los rojiblancos se encuentran inmersos además en la fase más dura del calendario. Tras la visita a Santander habrá un nuevo desplazamiento al Nou Camp para enfrentarse al Barcelona y, a continuación, recibirá al Sevilla en El Molinón.

En el Sporting ya no estará Preciado y Raúl es el único cántabro de la plantilla. El Racing de Santander sigue fiel a su gusto por los entrenadores asturianos y tiene a Juanjo González como máximo responsable técnico. El ex portero rojiblanco comenzó el curso como director deportivo, pero asumió la responsabilidad de dirigirlo tras la marcha del argentino Héctor Cúper. No será un día fácil para él.