Suena raro, pero Fernando Alonso apenas conoce el madrileño circuito del Jarama, la pista española señera en los albores del automovilismo nacional. A sus 30 años, el asturiano creció como piloto casi al tiempo que Montmeló se hacía un hueco en la Fórmula 1 y la pista madrileña, muy rentable hoy en día, se olvidaba del oropel y gestionaba con cabeza una instalación con historia de la que había que conseguir beneficios. Una incursión con turismos y una prueba de la Fórmula Nissan en 1999 eran su bagaje hasta ayer. Le llevó el Banco Santander a San Sebastián de los Reyes junto a un grupo de invitados de la entidad. El patrocinador es feliz en Ferrari, recién renovado su contrato hasta 2017, y el piloto se llena de orgullo cuando escucha desde la jefatura todo lo que aporta a una entidad que se ha metido de lleno en la Fórmula 1.

Alonso es lo que todo el mundo ve del Santander en las carreras, pero lo que el presidente Emilio Botín ha calificado como «la mejor inversión en marketing en 150 años de historia», lleva detrás una gran inversión, un equipo humano más que amplio y un despliegue que abarca a la élite de las carreras.

La presencia del Santander en Ferrari es conocida, igual que su bautismo a las carreras de España, Inglaterra, Italia y Alemania y el deseo de dar nombre a la de Brasil, mítico fin de fiesta del campeonato y un mercado prioritario para ellos.

Tienen también a los pilotos de McLaren, Hamilton y Button, para dejar huella en Inglaterra, acaban de asociarse con el joven y mediático Bruno Senna para no perder el sello brasileño y a Marc Gené le reservan un papel relevante para la promoción del banco en Alemania. Las ayudas al karting nacional y los programas con la Federación Española completan el abanico de una apuesta más que seria.

Ayer, en la mañana primaveral del Jarama, Ferrari lució su modelo estrella, el 458 Italia, con su piloto estrella, Fernando Alonso. Sin tensión, pero exprimiendo el deportivo rojo en cada curva, el asturiano pasó una mañana que había comenzado pronto, con un acto privado en el campo del golf del RACE, junto al Jarama.

Después echó balones fuera y se mantuvo en la línea oficialista de la escudería en una pretemporada que se les está quedando algo corta. «No puedo sacar ninguna conclusión. Cero, supercero», dijo el piloto, que no se cansa de emplazar a Australia para el primer diagnóstico. «Ahora todo son suposiciones. No creo que Red Bull vaya a estar hundido. Serán buenos, pero también supongo que no habrá tanta distancia como el año pasado y que McLaren, Mercedes y nosotros habremos acortado algo de distancia, pero prefiero esperar a Australia, incluso a las dos o tres primeras carreras, para hacer alguna valoración porque esto es hablar por hablar. ¿Por qué este Ferrari no va a ser rápido?», se preguntó Alonso

El asturiano admitió que el F2012 salido de Maranello es «un coche complejo» sobre el que «aún hay mucho trabajo que hacer. Hemos tenido que hacer dobles comprobaciones en todas las pruebas y no tenemos las respuestas tan claras como otras veces. Vamos paso a paso, pequeñitos pero firmes. Quizá nos falte tiempo, pero eso en pretemporada lo piensan todos los equipos».

Ironizó Alonso sobre un estudio que sitúa a Ferrari como el séptimo coche de la parrilla -«No leas, que te confunden», dijo- y rechazó que la de 2012 vaya a ser una temporada de reválida ni para él ni para Ferrari. «Puede que no gane otro Mundial, pero en todo caso me iré de la Fórmula 1 con la cabeza muy alta porque estoy muy orgulloso de todo lo que he hecho. Cada año las exigencias son mayores para Ferrari y para mí, pero también hay que tener en cuenta a los demás. Nadie regala nada. Lo bueno de Ferrari es que lleva corriendo toda la vida y siempre luchando por estar en cabeza. Esa es la mejor esperanza que tenemos; la gran competitividad del equipo».

Fernando Alonso, por último, se metió voluntariamente en su particular túnel del tiempo y repasó su carrera, llena de sacrificios y renuncias. «O ganaba, o volvía al colegio, y así cada fin de semana», dijo. Fue duro, pero el asturiano no se arrepiente y aunque dice que ahora «no pondría dinero, ni mío ni de mi familia» para seguir corriendo, sí que se ve alentando la carrera de un hipotético hijo. «Al futuro Alonso le vendría bien vivir lo mismo que yo», comentó.

Gran aficionado al fútbol y seguidor del Madrid, Alonso también tuvo tiempo para expresar su confianza en que «este año pueda romper el dominio del Barça. Pero lo importante es que cualquiera de ellos gane la Liga de Campeones y, sobre todo, que la Eurocopa nos dé las alegrías de los últimos años. Todos estamos con la selección».