Entrenador del Tuilla

Tuilla (Langreo),

Pablo ANTUÑA

<Roberto robles >

El pasado 10 de febrero, Abelardo Fernández dejaba el Tuilla para asumir el cargo de segundo entrenador del Sporting. Su ayudante en el conjunto dinamitero, Roberto Robles, recogía el testigo ya que su «conciencia» no le permitía dejar tirado al conjunto de El Candín. Mañana afrontará ante el Covadonga su cuarto partido y lo hará buscando la cuarta victoria consecutiva.

-¿Qué balance hace de sus primeras semanas en el cargo?

-Es inmejorable. Hemos ganado todo; pero esto es muy largo y hay mucha gente como nosotros interesada en conseguir esa cuarta plaza, que es la única que no tiene dueño.

-El equipo atravesó un bache de resultados en el mes de enero, ¿la presión por estar en la zona alta ha sido la culpable?

-A lo largo del año todos los equipos suelen atravesar una racha de tres o cuatro partidos en la que el equipo da la impresión de que tiene que volver a coger aire. Siempre estuvimos en la zona alta y ganamos la Copa Federación, pero somos una plantilla corta que tiene sus altibajos.

-La temporada pasada el Tuilla jugó por primera vez en su historia una fase de ascenso, ¿puede seguir creciendo el club?

-El límite nos lo marcará lo que queda de temporada. Lo que estoy viviendo aquí lo viví hace años. Hay un ambiente de camaradería entre todos que da una sensación de familia bien avenida. Esa cohesión del grupo hace que todos se responsabilicen aún más. No sé si nos dará para estar otra vez entre los cuatro primeros, pero los futbolistas van a dar seguro el do de pecho.

-¿Le suena esta experiencia en Tuilla, un club en crecimiento constante, a la que vivió en su día en el Marino?

-Me recuerda más bien a mi etapa en Pravia o El Entrego. Los futbolistas se sienten partícipes de un proyecto, aunque también es parecido a lo que me tocó vivir en su día en Luanco: sentar unas bases para que perduren en el tiempo.

-¿Por qué decidió empezar la temporada en el Tuilla? ¿Influyó Abelardo para no estar entrenando a las categorías inferiores de la selección asturiana?

-Estaba cansado de llegar a los sitios, volcarme y dejarme muchas horas. Y, aunque alguno crea que compensa, te dejas más salud que beneficio económico. Así, llegó un momento que consideré que tenía que parar. Sin embargo, el Pitu llevaba tiempo insistiéndome para que me fuera con él. Tenemos muy buena relación y en el momento que me pidió que le echase una mano no le podía decir que no. Para mí era una satisfacción muy grande estar con un icono del fútbol asturiano y español.

-¿Con qué recuerdo se queda de esta aventura con Abelardo?

-Con lo buena gente que es, la poca importancia que se da, la tranquilidad con la que asume las cosas y la frialdad para tomar decisiones. No hace ningún drama de ninguna situación puntual y analiza todas las situaciones con mucha frialdad.

-¿Contaba en algún momento con ser entrenador del Tuilla?

-No quería ser cabeza de cartel, pero hay una situación puntual que me hace ver la realidad. Creía que íbamos acabar la temporada los dos, sin embargo, el día que jugamos en Navia y el Sporting pierde 5-1 en San Sebastián, analizando fríamente las cosas, le comenté a Abelardo: «Pitu, me da la impresión de que vas a termina cogiendo el Sporting». El me decía que no, pero yo veía claro que volvería al Sporting y afortunadamente para Abelardo acerté, aunque desgraciadamente no fue igual de bueno para el Sporting, por ser en un momento crítico. Al darse esta situación, le dije a la junta directiva que venía a sumar y que aceptaría cualquier decisión. El presidente me preguntó y no le pude decir que no.

-¿Y qué pasará la próxima temporada?

-Si el Tuilla considera que tengo que seguir, nos sentaremos y hablamos. Si no quieren, me voy para mi casa sin ningún problema.

-¿Cuáles son las claves para que el Tuilla se clasifique para jugar el «play-off»?

-Volver a recuperar la regularidad que tuvimos a comienzo de temporada. No sólo en resultados, sino también en el juego. No podemos tener altibajos en los partidos.

-¿Cómo ve la situación del fútbol modesto?

-Está claro que el deterioro está ahí a nivel económico y deportivo. El daño ya está hecho y se requiere una solución de gran calado. La situación económica irá en perjuicio del fútbol base, por lo que las instituciones públicas deberán tomar cartas en el asunto. Hay que reconvertir el fútbol aficionado como otros apartados de la sociedad asturiana y adoptar medidas que no sean traumáticas cuanto antes. Me preocupa mucho el fútbol base, ya que los equipos los sostienen las cuotas de los críos que empiezan ya a pagar los abuelos. No podemos tener un fútbol élite que pague estas millonadas y que ese gigante con pies de barro no sea capaz de tener una peana donde en la que fútbol se sustente.