España recuperó ante Venezuela la chispa que la encumbró en la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010. Chispa que se traduce en velocidad en las combinaciones, en sumar a lo largo del partido cerca de un millar de pases por menos de doscientos el rival; chispa que convierte el dominio (80 por ciento de posesión) en ocasiones y en ir subiendo éstas al marcador. En un partido en el que no estaban los dos referentes goleadores de las dos últimas grandes gestas -Torres en la Eurocopa, Villa en el Mundial-, la España de Del Bosque ofreció un recital de ocasiones, un variado repertorio ante el gol que invita al optimismo al tiempo que alienta el debate sobre el sistema más eficaz.

No habrá más amistosos antes de que Del Bosque ofrezca la lista para la Eurocopa de Ucrania y Polonia (del 8 de junio al 1 de julio), con lo que la baja de un Torres reñido con el gol y la de un Villa acelerando su recuperación para llegar a tiempo convertía la cita de La Rosaleda en un debate sobre cómo debe jugar España.

Un 9 «a la antigua».- Optó el seleccionador de salida por Fernando Llorente, quizá por reconocimiento al máximo goleador español esta temporada, con una veintena de tantos entre Liga, Copa y la Liga Europa. Pero España juega al toque tan rápido y tan raso que el «Rey león» se pierde. Ve entrar y salir centrocampistas del área y no termina de situarse cuando lo suyo es rematar pelotazos envenenados. El centro al área en el Athletic no es un recurso como en la España de Del Bosque, sino un curso de creación de ocasiones. Llorente se fue de vacío en lo particular, pero tras realizar un loable trabajo de zapa entre los centrales venezolanos. No marcó y hasta en momentos su juego parecía chirriar ante tanta clase, pero el rojiblanco es un jugador con hueco en la lista para un gran torneo; un especialista en momentos de crisis para desatascar partidos, cambiar el punto de mira de los centrales contrarios o abrir la lata a la tremenda y apelando a la furia. A mí el pelotón, que lo cabeceo.

Un 9 con espacios.- Soldado tardó un minuto en convertir su regreso a la selección en el principio de una tarde de gloria. Con el valencianista España ya no necesitaba airear el balón, sino reiterar el raseo. Su juego combina las diagonales de Villa con las arrancadas de Torres, lo que hace sencillo su entendimiento con esa pléyade de centrocampistas «tocones» que se sitúan a su espalda. Es Soldado un jugador con un don especial, pues sabe jugar fuera del área y decidir en ella. Sus tres goles llegaron en remates a un metro de la línea.

Dos «nueves».- Fue el esquema que utilizó Del Bosque en la Eurocopa y en el Mundial, y nada mejor que los títulos para acreditar su solvencia. Contando con que Villa se recuperará a tiempo y que el seleccionador tiene el «7» reservado para él, la pareja ideal podría ser la formada por el asturiano y Soldado, versión 2012 de la Villa-Torres. Porque lo de Torres la verdad es que tiene mala pinta. Pero que tenga mala pinta no significa que sea una tragedia para España. Navas y Pedro quedarían de alternativas.

Falsos «nueves».- Con Soldado/Villa abriendo huecos o con Llorente fijando centrales, o con sólo Villa o Soldado, el gran lujo de España está en su centro del campo, en esa pléyade de jugones capaces de aparecer ante el gol como «falsos nueves» y que tienen tanta importancia en la pizarra de Del Bosque como en la del Barça de Guardiola. Tipos como Silva, Cazorla, Xavi, Cesc, Iniesta o Mata que combinan clase y velocidad, talento y pegada. Ante Venezuela la guinda, el gol, la pusieron Iniesta y Silva, dos jugadores superlativos. Entrando el zurdo por la derecha y el diestro desde la izquierda España multiplica sus opciones desde la frontal. Con estos jugadores no faltan variantes.