La victoria el domingo en Acapulco ha permitido al alicantino David Ferrer recuperar la quinta plaza del ranking de la ATP que la semana anterior le arrebató el francés Tsonga. Ferrer, que nunca ha ganado un «grande», ni siquiera un Master 1.000, sabe que lo suyo es ir acumulando puntos en torneos de clase media para codearse en la tabla con los mejores. Y lleva su plan a rajatabla. Este año es el jugador con más títulos (3) y victorias (18) del circuito, habiendo sufrido su única derrota (Australia) ante el gran dominador actual, el serbio Novak Djokovic.

Ferrer lleva ganados este año los ATP 250 de Auckland y Buenos Aires y el 500 de México, torneo éste que también ganó en 2010 y 2011 y al que a buen seguro regresará el próximo año buscando el récord absoluto del austriaco Muster, que lo ganó en cuatro ocasiones seguidas de 1993 a 1996.

Con dos torneos tras Ferrer aparecen el rejuvenecido Roger Federer (Dubai y Rotterdam, ambos ATP500) y el canadiense Milos Raonic (los 250 de Chennai y San José), pupilo del asturiano galo Blanco y que busca un sitio en el «top ten» mundial, lugar al que ya ha llegado el argentino Del Potro, ganador de un torneo (Marsella) como Djokovic (Australia), Murray (Brisbane), Tsonga (Doha) y Berdych (Montpellier) entre los diez mejores del momento.

Un «top ten» en el que destacan otras dos cuestiones: la tranquilidad con la que se está tomando Rafa Nadal una temporada con dos citas claves en su calendario: Roland Garros y la cita olímpica de Londres. De momento sólo ha disputado dos torneos, siendo finalista en Australia y semifinalista en Doha. Que no haya ganado nada hasta ahora no deja de ser normal. En 2011 se estrenó en la arcilla de Montecarlo.

La otra, el pobre papel del estadounidense Fish, que sólo ha sumado 90 puntos en éste tras ganar tres partidos y perder otros tantos. La llegada de los master 1000 de Indian Wells y Miami debe servirle de trampolín.