El Oviedo se prepara para vivir unos días intensos, primero en el plano deportivo, que en estos momentos es lo más importante, sin duda alguna, y posteriormente en el aspecto social, una vez conocido el fallo de la Audiencia Provincial sobre el litigio con el Principado de Asturias y que se resolvió, en parte, favorable para los intereses de la entidad azul.

Sin duda alguna, al aficionado de a pie, ese que haga frío o calor acude al Tartiere un domingo sí y al otro también, lo que más le interesa en estos momentos es que el equipo siga luchando para meterse entre los cuatros primeros y poder jugar la fase de ascenso a Segunda División. Son muchos años luchando por esos campos de Dios para ver si por fin tiene una alegría, aunque sea pequeña, y vuelve al fútbol profesional. Dicen que la Segunda no es la panacea, que tiene más gastos, desplazamientos más largos, vamos, que no lo ponen fácil ni mucho menos, pero eso al aficionado oviedista le da igual. Lo que quiere es que su equipo del alma vaya subiendo escalones. El paso por Tercera y Segunda B está siendo demasiado largo para una afición que está acostumbrada a sufrir.

Como sufrió el pasado domingo ante el Alcalá en el municipal ovetense. Un triunfo por la mínima, pero son de esos resultados que al final cuentan para estar entre los mejores. Bien es cierto que hacía tiempo que el conjunto oviedista no realizaba un partido tan malo y con tan pocas ocasiones de gol. Tanto es así que los aficionados que acudieron al partido se quedaron con las ganas de saber si el portero alcalino era bueno o malo porque no tuvo que intervenir a lo largo de los noventa minutos. Con ese pobre bagaje ofensivo, los ánimos para afrontar los próximos compromisos no son los mejores, pero este equipo de Pacheta es capaz de lo mejor y de lo peor. Experiencias esta temporada hay unas cuantas. Por eso el aficionado quiere creer que lo del domingo pasado fue una cosa pasajera, aunque a veces se repite con demasiada frecuencia, puesto que el último triunfo en Luanco tampoco fue una exhibición de juego, pero, como se suele decir, en la rula no preguntan, apuntan. Y apuntando, apuntando, el Oviedo sigue sumando puntos.

Capítulo aparte merece también la actuación del árbitro del pasado domingo, que sacó de quicio a jugadores, técnico, basta recordar que Pacheta acabó expulsado, y, por supuesto, a la afición, que se marchó indignada. La verdad es que muchos de los árbitros que acuden al Tartiere no están teniendo demasiadas buenas actuaciones. Quizás el verse en un campo de esas condiciones, con seguridad total, hace que se crezcan y que no piten lo mismo que si lo hacen en otros campos donde hay muchos menos espectadores y donde la gente está encima. Por desgracia, los árbitros están de moda en el fútbol nacional. Si se quejan Barcelona y Real Madrid, por qué no se va a quejar otro histórico como el Oviedo.

Y ahora habrá que esperar a ver cómo se soluciona la parte económica de la entidad. Los 300.000 euros que podrá recibir del Principado le vendrán bien a las paupérrimas arcas del conjunto azul, que debe ser uno de los pocos equipos que no reciben ayuda de las entidades institucionales. Equipos como Alcorcón o Alcalá reciben cantidades impensables para lo que recibe el conjunto azul, que vive de sus fieles abonados y de lo que pueda sacar en publicidad o ingresos extraordinarios. Veremos cómo se soluciona todo, porque ahora lo más importante es ganar el domingo al Vecindario.

Por cierto, se cumplen cien años de la constitución del Real Titánico de Laviana, uno de los pocos reales que existen y que le fue concedido dicho título por Alfonso XIII. Han sido duros años y, como todo equipo, aspira a escalar posiciones. No es un equipo para estar en categorías regionales. Su aspiración es subir lo antes posible a Tercera. Como se ve, todos los equipos tienen sus aspiraciones.