Cuando el pueblo fiel se prepara para empujar al equipo hacia la victoria ante el Sevilla, el segundo accionista del Sporting, el siempre bien ponderado José María González de Caldas, se destapa con unas declaraciones cuando menos amenazantes, pues relega a final de temporada el conteo de las «cosas raras» que están pasando en el club. El primer accionista, aunque sólo lo sea, según el sevillano, por un 1 por ciento de ventaja, responde que el que tenga cartas que las juegue. O sea, que quedamos como estábamos porque uno se reserva las cosas raras para el final de temporada y el otro habla de cartas. Nada entre dos aguas. Al final de temporada se iban a analizar los ejercicios anteriores, pero nunca se analizaron y así se ha llegado a esta situación, parecida a la que sorprendió pero no inmutó al añorado Corripio Monestina, brazo derecho del llorado Joaquín Llorís, sportinguista ilustre de los que se situaban en el Fondo Norte, que suele ser un buen sitio. Las temporadas que nunca se analizaban llevaron a la leyenda de la ciudad sin nombre a la gira artística que estamos contemplando desde la lejanía. El servicio de marketing sigue siendo el mejor del mundo. Y que siga la juerga.

Para cosas raras, la destitución de Juanjo al frente del triunvirato que estaba enderezando al Racing de Santander. Un club en la bancarrota se va a poner en el tercer entrenador de la temporada, al parecer por unas críticas periodísticas agrias contra el entrenador asturiano. El caos racinguista es notable. Y no digamos el caos zaragocista, con el popular Agapito anunciando que vende las acciones. Si pregunto, ¿molesto?: ¿valen algo las acciones de un club arruinado, que no tiene patrimonio y que debe lo que no está en los escritos, que diría el García de nuestras juventudes? Porque Agapito, harto de agapitadas (broncas en el estadio) y agapiradas (abandono en masa del estadio), dice que se va, previo cobro de las acciones. A ver la cola que hay para comprarlas. Cosas raras.

Mientras todo esto y bastantes cosas más pasan por las profundidades de la clasificación, los más finos analistas del lugar esperan el partido del sábado como el agua que no cae por culpa del anticiclón. Porque consideran que la jornada puede ser muy propicia para los intereses rojiblancos a la vista de los partidos que han de jugar los rivales más directos. Pero, claro, no hay partidos difíciles para los rivales, si no se gana al Sevilla de Míchel, que no podrá contar con Medel, un puntal del centro del campo, y posiblemente con Negredo, indiscutible en la zona de ataque. Los sevillistas también dan mucha importancia a la cita sabatina porque aún aspiran a colocarse en puestos europeos y creen que Gijón puede ser plaza propicia para sumar tres puntos. Duelo de alto interés, desfiladero por el que ha de pasar el Sporting si quiere avanzar en el camino de la salvación, único objetivo que tiene ahora mismo planteado el club. Ya no queda margen para los fallos caseros, demasiados en los últimos tiempos. Las victorias reclamadas son las de casa; de ahí que los tres puntos del Sevilla sean ahora mismo la única vía a la esperanza.