Oviedo, N. AZPARREN

Las incomodidades no deberían significar gran cosa a estas alturas. Jugar en superficie sintética, a las once de la mañana hora local y en un terreno de dimensiones reducidas hubiera significado en otras circunstancias la excusa perfecta para que el Oviedo se borrara del partido. No ahora. Al menos, no en la teoría. Si algo ha demostrado este Oviedo es saber reponerse a las circunstancias adversas, sin juego brillante pero con una eficacia fuera de toda duda.

Debería ayudar a la adaptación azul el sistema de juego empleado por Pacheta. Desde el primer entrenamiento semanal en el Díaz Vega (de superficie sintética, como el municipal de Vecindario) las cosas han estado claras. El primer ejercicio con balón de la semana se tradujo en un partido en dimensiones reducidas, donde los dos porteros desplazaban en largo en busca de la cabeza de los delanteros. A partir de ahí, las segundas jugadas, los rechaces y un poco de barullo antes de que resuelva la calidad de los hombres de arriba. Nadie se sorprenderá a estas alturas.

Precisamente la calidad de los hombres de arriba se ha convertido en uno de los debates recientes en el oviedismo. Al igual que ocurriera tras la primera mala racha de la temporada, también ahora una mala dinámica se ha cobrado víctimas. Si entonces Pascual y Óscar Martínez desaparecieron del once azul engullidos por los malos resultados, ahora parece que es Manu Busto el que ha desaparecido de los planes iniciales de Pacheta. El técnico defiende a capa y espada que sólo se trata de una solución momentánea. Los precedentes confirman esta teoría: a su llegada al banquillo azul Pacheta prescindió de Busto, quien al final de campaña fue pieza fundamental en su esquema.

Para hoy se esperan dosis similares a las ya mostradas ante Marino y Alcalá. Rubiato y Martins volverán a configurarse como la dupla ofensiva, pues Abasolo, Óscar Martínez y Manu Busto esperarán pacientemente su momento en el banquillo. Junto a la nueva pareja de arietes estará el grupo que ahora goza del favor del técnico con el arreglo necesario por la baja de Pelayo. Jorge Rodríguez adelantará su posición hasta la media con Aitor Sanz, con Teo y Nano como extremos. Atrás, Negrero comandará la zaga junto a Juanpa, con un recuperado Owona y Álvaro en los laterales. Lledó será el último baluarte defensivo.