Gijón, J. E. C.

La ilusión de volver para ayudar al equipo de Adrián Colunga y la trascendencia que daba al partido Clemente ante el Sevilla, para iniciar ya la gran remontada, propició esa vuelta del delantero. Aunque se corrían muchos riesgos de que la microrrotura recién soldada pudiera traer luego una recaída y una grave lesión de tiempo. Pero el trabajo con Lorenzo del Pozo fue excepcional y un buen test para jugar con fuego, donde el futbolista aceptó el reto.

«En la primera parte me encontré muy bien, aunque recibí algunas duras entradas, pero me veía con fuerza y con velocidad», asegura.

Pero a medida que iba jugando la segunda parte, Adrián Colunga reconoce que «me sentía la pierna bastante cargada y tenía miedo a romper. Así que le pedí el cambio. Le dije al míster que tenemos que ser listos que solamente hice un entrenamiento con balón y por eso me quitó rápido».