Los amantes de los sucesos paranormales pueden atribuirle a la calima canaria efectos devastadores sobre los cuerpos no adaptados a condiciones tan especiales. También en el fútbol. Para el resto de los mortales ese calor incómodo que aprieta sin llegar a asfixiar, que debilita los ánimos y los buenos propósitos, tiene una definición más llana: «Caraja». El amodorramiento es un estado común en los equipos que visitan las islas y se está convirtiendo últimamente en una marca registrada de este Oviedo acostumbrado a fallar cuando las cosas se ponen de cara, ya que en la jornada de ayer dos de sus directos rivales, Lugo y Tenerife, no pasaron del empate.

Eligiendo la explicación extrasensorial o la mundana, el resultado de tres a cero en Vecindario crea la sensación de una nueva oportunidad perdida para un equipo que ve cómo se acerca la recta final del campeonato con las opciones por colarse entre los cuatro primeros intactas, pero con dudas cada vez más relevantes sobre la talla del equipo.

Vaya por delante que este Oviedo no se diferenció en exceso del de otras salidas. Tómese este comentario como una crítica o una alabanza indistintamente de la valoración que se tenga del sistema de Pacheta. Serio, plantado atrás y peleón en cada metro del campo, el principal problema no llegó por la vía de la actitud. Pero si se pasa a analizar la propuesta de juego, ahí sí empiezan los problemas.

Fortalecido por los últimos resultados, Pacheta decidió volver a plantar un once de gladiadores sobre el sintético de Vecindario. El músculo de los Jorge Rodríguez, Martins o Rubiato envió al banquillo el talento propuesto por los Busto, Óscar o Abasolo. Trabajo industrial antes que orfebrería manual. Malos tiempos para los románticos, si es que queda alguno en Segunda B.

Abortados los intentos de juego por las condiciones de un terreno sintético algo anclado en generaciones pasadas (imagínense una pista de pádel, quítenle la arenilla blanca y métanle algo de caucho para disimular y tendrán un ejemplo claro del escenario donde se jugó el partido), el duelo quedó expuesto a las jugadas de estrategia. Costaría elegir en este punto cuál de los dos equipos se encontraba más cómodo con la idea.