Hay que seguir a los que saben, y los que saben dicen que la Liga es posible para el Barcelona que está a ocho puntos del Real Madrid. La Liga, en efecto, es posible porque lo dicen las matemáticas, lo insinúan las difíciles salidas que le quedan al líder y lo celebran los admiradores del mundo azulgrana donde se dan cita el buen gusto, la modernidad y la perfección. Si ocho puntos no son obstáculo insalvable, cómo lo van a ser los tres que separan al Sporting de la salvación. Un reto menor al lado del otro. Y lo que son las cosas, una victoria mañana ante el Mallorca de Joaquín Caparrós y una derrota del Villarreal de Lotina ante el necesitado Real Madrid dejarán al Sporting empatado a puntos con los levantinos, ahora mismo la frontera de la permanencia dejando a un lado lo que sucedió anoche en el Espanyol-Racing de Santander, partido en el que, por cierto, pasó lo que tenía que pasar.

Hay malvados que desean que el Sporting logre la salvación de todos los males por varias razones. La primera, por la admirable afición rojiblanca que no se merece otro paso por el infierno que en su día denunció el Mono Burgos, ahora ayudante de Simeone. Después por tapar la boca a todos los que desean todos los males a Javier Clemente, esté en el equipo que esté. Les da igual que sea la selección española, la de Serbia, el Vallladolid, el Murcia o el Mirandés. Clemente ha de fracasar porque lo desean unos cuantos que se creen los dueños y señores del fútbol del mundo mundial. Y tercera razón de los malvados, para que la leyenda de la ciudad sin nombre no se jacte de ser imprescindible y pueda mantener sin problemas su gira en busca del vellocino. Tres puntos mañana, miércoles, el día que sigue al martes, que es hoy, aunque esto siga sin ser Bélgica, que ni falta hará. Tres puntos y a preparar el viaje a Bilbao, donde no suele haber entradas para los visitantes, salvo que sea en partido de competición europea donde no hay bromas que valgan porque los cupos de localidades para los visitantes están marcados. Tres puntos, mañana, vitales para no decaer en la esperanza.

Y ahora que ha vuelto el frío para despedir el invierno, si pregunto, ¿molesto? ¿qué asuntos de régimen interno se trataron en la cena de gala de Granada, cuál fue el menú y cuáles los postres? La vida es bella, salvo cuando la tuercen los acontecimientos. La vida es bella en estos momentos para Santi Cazorla, autor del gol de la jornada que ha dado picante a la Liga y que, dicen los más finos analistas del lugar, sirve para que los dos grandes no se puedan relajar y tengan que ir a por todas en cada partido. Que aún está reciente un final de Liga que sirvió de salvación a un equipo que ganó a los dos de arriba cuando la lucha estaba decidida y ambos levantaron los pies de los aceleradores. Son los frutos de los agobios, que no hay ojos bastantes para ver lo que hace el equipo de casa y lo que hacen los demás rivales más cercanos. Pero lo más sencillo es que cada uno haga sus deberes, es decir que gane. Porque con victorias no hace falta preocuparse del resto. Ahora mismo cien mil ojos son pocos para seguir la situación rojiblanca. Complicada.