«Bueno, trátame bien ahí, ¿eh?. Apóyame un poco que voy de nuevo y no tengo ni puta idea, ¿eh?. Mañana ya si eso te mando un mensaje cuando esté allí, ¿vale?. Venga, gracias, Iker». A Casillas le hubiese venido bien que estas palabras de Santi Cazorla, captadas por una cadena de televisión en la ciudad deportiva del Villarreal, mientras hablaba con el portero madridista el 26 de agosto de 2008, se hubiesen cumplido. Porque casi cuatro años después, Cazorla le dejó un recado a su amigo portero, en forma de golazo que dio el empate al Málaga y frenó la desbocada carrera del Madrid.

Al día siguiente de aquella conversación, en un giro sorprendente, Cazorla le dio calabazas al Madrid. El jugador de Lugo de Llanera renovaba su contrato con el Villarreal, pese a que el Madrid estaba dispuesto a pagar su cláusula de rescisión, entonces de 16 millones de euros. El club de Fernando Roig tiró la casa por la ventana para retener a una de sus estrellas, que le acabó dando réditos: el pasado verano le sacó de un apuro con su traspaso al Málaga por 19 millones de euros.

Pese al desembolso, Cazorla es la mejor inversión del jeque que intenta llevar al Málaga a los puestos europeos. El del Bernabeu es el sexto gol en la Liga del centrocampista asturiano, que aporta mucho más al conjunto de Pellegrini: toque, control, ritmo, desequilibrio y soluciones a balón parado. Cuatro de los seis goles fueron en lanzamientos de falta: Palop recibió uno muy parecido en la segunda jornada; Iraizoz vio cómo el balón se colaba por la escuadra derecha: y Roberto, portero del Granada, se vio sorprendido por un lanzamiento raso, con el que Cazorla aprovechó el salto de los componentes de la barrera. El asturiano marcó un gol más al Granada y completó su cuenta con el excelente remate desde el centro del campo en el partido de Getafe.

Cazorla entró el domingo en la historia del Málaga, ya que su gol permitió al equipo andaluz sumar su segundo empate en los once partidos oficiales disputados en el Bernabeu, por nueve derrotas. El anterior, también 1-1, llegó el 8 de septiembre de 2001, con goles de Fernando Sanz y Dely Valdés en propia puerta. La del domingo no fue la primera gran noche de Cazorla en el Bernabeu. En la temporada 2005-06, cuando jugaba cedido en el Recreativo que entrenaba Marcelino García, el llanerense participó en un inolvidable 0-3. Casillas llevaba dos años sin recibir un gol de falta. Hasta que Cazorla maltrató a su amigo.