Oviedo, Antonio LORCA

El Condal persigue esta temporada un sueño histórico para la entidad noreñense: clasificarse entre los cuatro primeros y jugar la promoción de ascenso a Segunda B. Las últimas jornadas se han alejado del objetivo sumando tan sólo cuatro de los últimos doce puntos posibles. Las lesiones llegaron todas juntas en una plantilla muy corta y además afectaron a los dos jugadores más determinantes del equipo: Bruno y Valiente.

Pero estos dos futbolistas ya pudieron jugar unos minutos en la derrota (2-3) ante el Uni y estarán a pleno rendimiento el sábado, en el partido en el que el Condal se medirá al Oviedo B en El Requexón.

«A estas alturas no vamos a bajar la guardia. Tenemos que intentar meter presión a Candás y Tuilla hasta el final. Ahora todos los equipos se juegan mucho. No se esperaba que el Pumarín pudiera sacar un punto en Candás y lo sacó», explica Aníbal, técnico del Condal.

Si bien, desde Noreña son conscientes de la dificultad que representa la hazaña que pretenden lograr. Sobre todo porque se enfrentan en esa lucha fundamentalmente a dos rivales muy potentes: Candás y, sobre todo, un Tuilla que estas últimas jornadas ha conseguido coger un colchón de cuatro puntos sobre noreñenses y candasinos y que cuenta con un fortín como es su campo, El Candín, donde los arlequinados se suelen dejar muy pocos de los puntos que allí disputan.

«El Tuilla es el rival a batir. Ocupa ahora la cuarta plaza y tiene El Candín, donde son muy duros. Además tienen un muy buen equipo, con grandes jugadores», explica Aníbal. Pese a todo el entrenador del Condal advierte de que aún queda mucho por decidir: «Todavía quedan siete partidos», dice. En cuanto al calendario, al Condal le quedan dos huesos muy duros en este último tramo de la competición: el Avilés en el Alejandro Ortea dentro de dos jornadas y el Langreo, también en casa, la última jornada de Liga.

Pero al entrenador del Condal lo que más le preocupa es que ahora todos los equipos se juegan mucho. «Tenemos que ir a El Requexón y a Valliniello, donde se juegan la vida. También hay que recibir al Pumarín. Hay que tener en cuenta que eso de descender no es broma y, si nosotros no nos clasificamos para la promoción, al final no pasa nada; pero descender...».

Ese «no pasa nada» es una de las cosas que más preocupan a Aníbal. La posibilidad de que sus jugadores vean lejos la posibilidad de clasificarse para la promoción y puedan desmotivarse trae de cabeza al técnico noreñense: «Sé que si el sábado volvemos a perder me va a costar mucho tirar de la gente, evitar que piensen que ya está todo perdido y que no nos jugamos nada». Por eso Aníbal tiene marcado en rojo el partido de El Requexón.