Lo ha dicho con rara perfección Puñal, el capitán de Osasuna (antes el Osasuna), cada arbitraje al Real Madrid o Barcelona da para un programa. De ahí, lógico por otra parte, que el gran duelo de esta tarde en el Anfield del Piles haya quedado oscurecido fuera de Gijón y de Zaragoza por los partidos de blancos y azulgranas, que mantienen su interminable pelea. Los blancos juegan en Pamplona, donde se analiza hasta la ubicación de un botellón universitario, y los azulgranas reciben al admirable Athletic de Bilbao, por lo que se analizan las horas de descanso de Llorente y compañía o las palabras de Guardiola sobre Raúl, como si Gento no existiera. «Mi entorno soy yo», dijo Mourinho y de las Alas Pumariño, que, además, negó cualquier problema con Casillas.

Pues todo lo anterior, y más que no es preciso recordar, queda empequeñecido por lo que suceda esta tarde en los dos peores clasificados. Los dos se sienten con posibilidades de huir del desastre y saben que el partido de hoy es vital para el balance final. «El que pierda quedará muy tocado», dijo Manolo Jiménez antes de viajar hacia Gijón. Y tanto. Quedará prácticamente descartado para la salvación porque los milagros están cada día más caros, y más en los tiempos de crisis.

Los más finos analistas del lugar anuncian que Javier Clemente parece tener decidido que Eguren sea el sustituto del injustamente sancionado Botía. Lesionado Gregory y sancionado el murciano, queda un único defensa central, Iván Hernández, más la apuesta reciente por el joven Gálvez, detalle que vuelve a probar, por si dudas hubiera o hubiese, que la plantilla no cuenta con el mejor diseño posible. Pero ese fallo, a estas alturas de la temporada, no tiene remedio posible. El tan cacareado veneno del perro pudo empezar por ahí y seguir por muchas cosas más que siempre se dejaban para el final de la temporada y que luego no se analizaban porque el objetivo se había cumplido y no era cosa de molestar a los genios que andaban sueltos. Y ahora están pasando las cosas que están pasando.

Por cierto, sin ánimo de ofender, si pregunto, ¿molesto?: ¿qué jugador del Sporting no se esconde al comentar por medio Gijón que el actual es el peor entrenador que ha tenido en su carrera? Si se recordara la lista de técnicos que ha tenido el muchacho, habría que echar a correr.

Con errores en el diseño de la plantilla, con babayadas inútiles y con todos los problemas que se quiera, lo cierto es que el Sporting está ante uno de esos partidos que no puede perder. El rival, por cierto, tiene El Molinón como uno de los escenarios que le son más propicios, pues ha empatado y ganado en él más veces que ha perdido. Malos antecedentes para los intereses rojiblancos en un día crucial. Lo que suceda en Pamplona, que sucederá, y en Barcelona, que no sucederá, se queda en nada al lado del suceso gijonés. Hay que llegar a finales de marzo con veintiocho puntos, que son muy pocos, para seguir aspirando a una salvación de obligado cumplimiento para los intereses del club y de las buenas gentes rojiblancas. En la espera de una victoria están hoy centenares de miles de seguidores rojiblancos que aspiran con indudable derecho a una satisfacción.