Pocas veces la imagen de dos equipos se reflejó tan fielmente como el actual Real Madrid en Cristiano Ronaldo y el presente Barcelona en Leo Messi. Tan diferentes pero tan cercanos, porque en el fondo son muchas más las cosas que los unen que las que los separan. Su juego es distinto, sí, como lo es su físico y, precisamente, por su físico, pero su afán de victoria, sus ganas de competir, su ambición son intercambiables. De esa ambición se alimentan y su competencia agiganta sus números y los de sus equipos.

Messi es producto de la virtud, Cristiano del empeño. El argentino consigue hacer sencillo lo que otros no logran ni imaginar; el portugués asombra por su trabajo milimétrico, por su disparo de laboratorio y su musculatura de gimnasio. Nadie en el Madrid ha jugado esta temporada más minutos que Ronaldo (4.329) y nadie en el Barcelona más que Messi, un tipo que parece increíble por su aspecto que pueda acumular ya 4.763 minutos (casi 53 partidos completos) divididos en seis diferentes competiciones: Liga, Copa, Liga de Campeones, Supercopas de España y de Europa y Mundial de Clubes.

Y son, claro, los que más marcan; auténticos jugadores de otro planeta con 41 goles ambos ya en 33 encuentros de Liga; 1,24 por partido en una media de efectividad de cuando el fútbol se jugaba con cinco delanteros y tres defensas; de cuando Zarra era la segunda mejor cabeza de Europa tras Churchill o de cuando Hugo Sánchez, el rey Midas del área, convertía en gol todo lo que tocaba.

Barça y Madrid se juegan mañana la Liga o al menos una gran porción de la tarta en el Camp Nou, pero más se juegan Messi y Ronaldo, que añaden un botín particular al colectivo, pues convierten cada partido en un capítulo de su lucha particular -un año más- por el «Pichichi», la «Bota» o el «Balón de oro». El argentino (24 años) ha sido elegido tres años seguidos el mejor del año, pero quiere la «Bota de oro» que ganó Ronaldo, y el portugués (27 años) no quiere pasar a la historia como el mejor artillero, sino como el mejor jugador. Y en su empeño arrastran los intereses de sus compañeros, de sus equipos y de su afición.

La historia del fútbol ha estado salpicada del genio de varios jugadores de comparación imposible al no haber coincidido en el tiempo. Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona... Cristiano Ronaldo y Leo Messi, en cambio, no sólo coinciden en el tiempo, sino también en el espacio. La comparación entre ellos no sólo es posible, sino inevitable. Se miden con sus equipos al menos dos veces cada campaña y cada una es un nuevo partido del siglo.

Messi suma a sus 41 goles en la Liga otros 22 en el resto de competiciones y está a 4 de igualar el récord del alemán «Torpedo» Müller en una temporada (1972-1973, con el Bayern); Cristiano cuenta, además de con los 41 en Liga -cifra con la que el pasado año ganó la «Bota de oro»-, con otra docena entre la Copa, la Supercopa de España y la Liga de Campeones. Mañana volverán a reeditar su duelo al gol.