Oviedo, J. M. M.

Por trigésima primera vez en su carrera, segunda este año tras la magnífica de Australia, Rafa Nadal y Novak Djokovic volverán a verse las caras en una final del circuito. Será en Montecarlo, el primer Master 1.000 sobre tierra del año, donde Rafa lleva nada menos que 41 victorias consecutivas desde 2005; donde ha ganado las siete últimas ediciones y donde sólo ha perdido un partido allá por 2003 (en 2004, lesionado, no participó) frente al argentino Guillermo Coria.

Djokovic y Nadal, los dos primeros del ranking, no tuvieron fácil su pase a la final. El serbio remontó 4-6, 6-3 y 6-2 al checo Tomas Berdych en la primera semifinal; el español superó 6-3 y 6-4 al francés Simon en la segunda en un partido mucho más competido del que pueda aparentar el marcador. Nadal logró romper en dos ocasiones el servicio del galo de cinco oportunidades que tuvo; Simon dispuso de siete bolas de ruptura... y no acertó en ninguna.

Nadal (25 años) y Djokovic (24) se verán las caras por trigésima primera vez con un balance de 16-14 para el balear, que sin embargo ha perdido las siete últimas veces en que se han cruzado, y las siete en finales. No gana Rafa a Nole desde junio de 2010, en la final sobre hierba del Queen's, en Londres.

Pero la final de hoy nunca será una más. Ni para bien, ni para mal. Rafa ya ha logrado en Montecarlo lo que probablemente ya no esté al alcance de ningún tenista: ganar siete veces consecutivas un Master 1.000. Busca el más difícil: la octava. Montecarlo es el último fortín en el que ondea el estandarte del balear después del vía crucis sufrido ante Djokovic en el último año y medio. Siempre le quedará Roland Garros, sí, pero aquí además del título pone en juego buena parte de su confianza en su futuro.

De Nole puede decirse lo mismo... a la contra. Ya perdió en Montecarlo ante Rafa la final de 2009 (6-3, 2-6 y 6-1) y de ganar hoy podrá hacer una nueva muesca en la empuñadura de su raqueta a la espera del golpe de gracia en París.