Para ser precisos, faltarán seis días para un año. Todo sucedió en el 7 de mayo del año pasado, cuando un Deportivo angustiado visitó El Molinón. El Sporting salvó un empate a dos, que le allanó el caminó a la permanencia y que dejó al conjunto gallego balanceándose sobre el pozo. Aquel día, los dos goles del Sporting (Ayoze y Barral) llegaron de penalti y Lotina perdió los estribos. Al término del encuentro, sobre el mismo césped de El Molinón, el técnico vasco se fue a por Estrada Fernández, árbitro de la contienda, y tuvo que ser tranquilizado. En la rueda de prensa criticó duramente la actuación arbitral. «Voy a tener que comprarme el nuevo reglamentó», ironizó antes de añadir que «no me vale que ahora se vayan a cenar y tomen una sidrina y bajen a un equipo a Segunda División». Esto sucedió en la sala de prensa de El Molinón, pero su discurso se endureció aún más cuando regresó a La Coruña.

La historia se repite 359 días después. Lotina volverá a jugarse la vida en el feudo gijonés, aunque esta vez lo hará dirigiendo al Villarreal y con la ventaja de que no vería con malos ojos un empate. Miguel Ángel Lotina ya anuncia que viajará a Gijón «con toda la ilusión del mundo y las ganas de lograr un buen resultado», pues «el Villarreal está capacitado para poder ganar ese partido». Lotina insiste en que «es un encuentro muy pero que muy importante» y argumenta que «el partido será un reto muy complicado, pero a la vez bonito».