La nueva era está a punto de comenzar. Manolo Sánchez Murias es el entrenador elegido para devolver al Sporting a Primera División en un apasionante desafío para el joven técnico y para el resto de ayudantes que escoja para que lo acompañen en la dura tarea que le espera. Pero se escuchan buenas cosas del entrenador que será investido el martes, el mismo día en el que Asturias tendrá nuevo presidente. Las casualidades del calendario y de los designios de la vida. Se escucha que sabe el oficio, que es gente seria y que tiene la habilidad de no meterse en barullos. Buenas cosas, en verdad.

Pero Manolo, además de sus conocimientos y sapiencia, ha de contar con una plantilla acorde con las necesidades del servicio. Las cuentas que hay que echar para la confección del plantel son muy claras y el cuerpo técnico tendrá que adoptar las medidas oportunas en forma de bajas más o menos incentivadas e incorporaciones de solvencia. El capitán del barco es una figura primordial, pero la tripulación es clave para llevar la nave rojiblanca al puerto deseado, que se llama el regreso. El verano es largo y no hay motivos para que nadie se ponga nervioso, pero el Sporting habrá de dar pasos muy seguros a la hora de formar el, como se dice ahora, grupo que tendrá el desafío de procurar que vuelvan a pisar El Molinón Messi, Villa, Cristiano Ronaldo, Xavi o Casillas, por citar sólo jugadores de los dos equipos más potentes.

La esperanzadora llegada de Manolo ha de consolidarse como un nuevo hito en la promoción de entrenadores que desde siempre ha hecho el Sporting. Porque la historia nos dice que la gente de la casa ha escrito con letras de oro gestas muy importantes. Desde Manolo Meana a Jesús Barrio, siguiendo con Novoa, García Cuervo, Marcelino y tantos otros. Porque, por ejemplo, Carriega y Vicente Miera han de ser considerados gente de la casa pues sus carreras se catapultaron desde el Sporting. Los dos, por cierto, rectores deportivos en sendos triunfales ascensos. Como recuerda con inigualable gracia gijonesa un clásico rojiblanco, cada año tres entrenadores llevan a Primera a otros tantos equipos y culmina la sentencia con una frase redonda que no viene al caso.

La llegada de Manolo abre una etapa de esperanza para las buenas gentes rojiblancas que sufren con un silencio admirable la decepción del descenso que les ha abierto, sin embargo, los ojos sobre una realidad que estuvo durante más tiempo del debido escondida. Pero lo pasado, pasado está. Lo que viene es lo importante. Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿qué prisa hay en que la temporada comience a mediados de agosto, en plena Semana Grande gijonesa, si no hay competición internacional el próximo verano? ¿Está el fútbol español acercándose a las fechas que ha marcado Platini como obligatorias para dentro de nada? El presidente de la FIFA tenía que saber que los calores de agosto de Sevilla no tienen nada que ver, por ejemplo, con los de Berlín. Hay cosas que no pueden uniformarse por mucho que se empeñen los funcionarios de la UEFA.