La candidatura de Polonia y Ucrania para albergar la fase final de la Eurocopa 2012 resultó elegida por la UEFA en 2007, cuando en Ucrania gobernaba una coalición europeísta, cuyos líderes eran Viktor Yushchenko, que ocupaba la Presidencia del país, y Yulia Timoshenko, primera ministra. Ambos habían sido líderes en 2004 de la histórica Revolución Naranja que inundó Ucrania. El Gobierno de esta coalición se caracterizó por una recuperación significativa en las relaciones políticas con la Unión Europea y los Estados Unidos, así como por la frialdad en las relaciones con su vecino del Norte, Rusia. Su mirada estaba claramente dirigida a Occidente.

Ucrania, en plena transición política tras su independencia de la Unión Soviética, comenzó a sentir el viento de la actual crisis económica mundial poco después de empezar a organizar la fase final de la Eurocopa. La economía ucrania y, muy concretamente, su sector bancario están fuertemente atados al dólar estadounidense, por lo que empezaron a padecer la crisis económica de Estados Unidos antes que la gran mayoría de países europeos.

Como consecuencia, rumores de todas partes apuntaban a que la UEFA podría privar a Ucrania de su derecho a organizar la fase final de la Eurocopa 2012. Varios países trataron de pescar en río revuelto. Alemania, que contaba con unas buenas infraestructuras acondicionadas para el Campeonato del Mundo de fútbol de 2006, intentó sustituir a Ucrania en la organización, mientras que desde Polonia se echaba aceite al fuego comentando que no sería descabellado cambiar de socio y tomar como compañeros a los alemanes en lugar de los ucranianos.

En Ucrania surgió por entonces la división dentro de la coalición que ostentaba el poder. El presidente, Viktor Yushchenko, temía la competencia de la primera ministra, Yulia Timoshenko, por lo que el partido de Yushchenko bloqueaba muchas de las iniciativas de la formación política de Timoshenko en el Parlamento, aunque oficialmente siguieran siendo socios de gobierno. En este estado de cosas, el líder de la oposición, Viktor Yanukovich, ganaba en 2009 las elecciones presidenciales y se convertía así en presidente de la República a principios de 2010.

El presidente de la UEFA, Michel Platini, cansado de las promesas incumplidas de Timoshenko, vio con buenos ojos la llegada de Viktor Yanukovich, que prometía dar un impulso a las infraestructuras.

Y así fue; se aceleró la construcción de aeropuertos, carreteras y estadios. Cuando se alcanzó el ritmo de construcción de las infraestructuras necesario para que fueran finalizadas a tiempo, otro problema salió a luz: el estilo totalitario de Yanukovich. Aunque era eficaz para la construcción de infraestructuras, en otros ámbitos asustaba a la diplomacia europea, ya que Yanukovich usaba la política de resolver problemas casi a cualquier coste, con métodos más que controvertidos.

A muchos les recordaban los métodos soviéticos durante los preparativos de los Juegos Olímpicos de 1980, cuando el objetivo era limpiar Moscú enviando a la fuerza a las «personas poco fiables» a vivir a más de 101 kilómetros de la capital soviética. El objetivo era que ninguna persona sin hogar, prostituta o ladrón pudiera llamar la atención de los turistas extranjeros. Algo parecido comenzó a hacer Yanukovich en las ciudades ucranianas que acogerán partidos del campeonato, lo que indignó a mucha gente.

Otra de las decisiones del Gobierno de Yanukovich más contestadas por el pueblo ucraniano en los últimos tiempos ha sido la de disparar a muerte a varios miles de perros y gatos que andaban por las calles, con el fin de que no molesten durante la fase final de la Eurocopa. Numerosos vídeos y fotos de grandes fosas comunes repletas de perros y gatos invadieron internet y provocaron una tormenta de críticas en contra de la Eurocopa 2012 en Ucrania. Una situación preocupante que no es menor en Ucrania de cara a la Eurocopa es la prostitución ilegal y la delincuencia en las calles de muchas ciudades. Además, la Policía ucraniana aún no es vista por la población como una institución defensora de la sociedad, sino que se caracteriza por ser, como lo era en la extinta Unión Soviética, un elemento represivo.

Para la Eurocopa 2012 a los policías ucranianos les han enseñado un poco de inglés y también a ser más amables y conciliadores, pero no son pocas las personas que piensan que, si se produce alguna situación de tensión, los policías no tardarán en quitarse la máscara de la tolerancia para dispersar a la gente montados a caballo y porras en mano.

El pasado 27 de abril, en una de las poblaciones más grandes de Ucrania, Dnipropetrovsk (ciudad en la que el español Juande Ramos entrena al Dnipro), hubo una serie de ataques terroristas, con cuatro explosiones que causaron 30 heridos, 10 de los cuales eran niños. Irónicamente, ese mismo día se llevaron a cabo en Kiev prácticas antiterroristas, donde los escuadrones destinados a luchar contra el terrorismo y los policías locales mostraron excelentes resultados en la lucha contra enemigos virtuales, pero no estaban donde realmente se necesitaba su ayuda para prevenir y salvar a los ciudadanos.

Por si el ambiente estuviera poco enrarecido, hay que sumar el gran malestar entre la población por los precios fijados para los partidos. Las entradas más baratas cuestan 30 euros y las más caras, 600. El salario medio en Ucrania no supera los 300 euros al mes y la media de las pensiones es inferior a los 100 euros mensuales. La mayoría de ucranianos considera esos precios una cruel burla y no serán muchos los aficionados locales que acudan a los estadios.

Viktor Yanukovich empieza a estar cansado de la atención que la comunidad internacional está prestando a Ucrania por razones negativas. Yanukovich esperaba que la organización de la fase final de la Eurocopa 2012 supusiera para él un triunfo personal, así como un beneficio considerable para su país. De haber sido así, se habría convertido en una especie de héroe para sus compatriotas, algo que realmente necesitaba, ya que en el otoño de 2012 Ucrania celebrará elecciones parlamentarias, y en 2014, las presidenciales.

El lema de Yanukovich en las últimas elecciones, «Mejora la vida hoy mismo», no se ha cumplido y el pueblo ucraniano se muestra decepcionado; desde 2010 los ucranianos padecen los efectos de estrictas reformas: reducción de los subsidios e incremento de los impuestos. Las medidas tomadas por Yanukovich le han hecho perder popularidad y la ligera ventaja que tenía sobre la líder de la oposición, Yulia Timoshenko.

La creciente popularidad de Timoshenko, que apuntaba a que la llevaría a la victoria en las elecciones, la ha llevado de momento a la cárcel. La Unión Europea ha reaccionado claramente y ha considerado como represión política el encarcelamiento de Timoshenko. Además, hace unos días el mundo se conmocionó con las pruebas del trato al que han sometido a la líder de oposición. Timoshenko mostró al Defensor del Pueblo moratones en un brazo y en la ingle, y afirmó que son consecuencia de los golpes que le propiciaron varios policías en la prisión.

La respuesta de la Unión Europea no se ha hecho esperar y muchos de sus gobiernos ya han anunciado que no estarán representados en la fase final de la Eurocopa 2012 en Ucrania. Incluso algunos políticos polacos han solicitado a la UEFA que la final del torneo se dispute en Varsovia en vez de en Kiev. Varios gobiernos europeos han instado a sus ciudadanos a no viajar a Ucrania, como medida de protesta porque el poder ucraniano no respeta los derechos humanos y civiles. Los factores políticos y económicos ya no impedirán que la fase final de la Eurocopa 2012 se celebre en Ucrania. Sin embargo, este país ya se ha marcado varios goles políticos en propia puerta.