Tuilla / Grado,

P. ANTUÑA / L. VALDÉS

A la entrada de Tuilla, dos banderas cuelgan de uno de los balcones de un bloque de viviendas. Una de Asturias y otra de España. El ambiente futbolero no se ha apagado durante la Eurocopa, pese a una ausencia notable, la de David Villa. Sus vecinos siguen fieles a La Roja y viven con la misma intensidad los partidos. La confitería-bar Carly y el bar de la Casa del Pueblo siguen siendo el punto de encuentro de todos los amantes del fútbol que vibraron con la victoria de la selección española como si El Guaje estuviese sobre el terreno de juego.

El colorido, las banderillas y camisetas con el 7 de Villa se podían apreciar entre todos los aficionados que no querían dar la espalda al combinado nacional. Aunque los primeros minutos y la falta de gol hicieron que más de uno se pusiese nervioso. «Estamos echando mucho de menos a Villa. Estamos jugando sin nueve y no tenemos una referencia para que remate. El Guaje se hincharía a marcar goles», señala José Herminio Álvarez.

Los primeros minutos se viven con mucha tensión y con muchos nervios. Protestas al árbitro y a algunos jugadores por la falta de acierto en la definición de cara a gol eran los primeras síntomas del nerviosismo. Nuevamente, el sistema adoptado por Vicente Del Bosque es la comidilla de unos aficionados que tienen clara una cosa: «Villa no tiene sustituto en este equipo. Es el mejor atacante de todos. Casi es hasta normal que se hagan tantos cambios para dar con la tecla», relata David Martínez.

Hasta que el tanto de cabeza de Xabi Alonso en el minuto 19 hizo vibrar a Tuilla como con los goles de su paisano en el pasado Mundial de Sudáfrica. «Por fin ha aparecido Xabi. Es un gran jugador y necesitaba hacer lo que ha hecho: salir de la cueva y buscar el gol porque tenía que aprovechar su llegada por sorpresa desde atrás. Tenía que hacer algo diferente porque sus balones largos no tenían nunca un destinatario», afirma entre el jolgorio del gol David Martínez.

La ventaja en el marcador y la confianza en un equipo que busca la tercera Eurocopa de su historia hace que reine el ambiente de euforia en la confitería-bar Carly. «¡Ahí lo tienen los franceses. Para que hablen del deporte español!», se oye.

Como buenos vecinos, Tuilla vela por el futuro de David Villa. La alegría hace que los focos se fijen en Xabi Alonso, aunque José Herminio Álvarez se fija en su asistente: «¡Ha sido un gran centro de Jordi Alba. Menudo lateral! Tiene que ficharlo el Barcelona. Su gran llegada le va beneficiar mucho a David Villa».

También en Grado se vivió ayer un ambiente de excepción para seguir a La Roja. Y es que el Mosconia puso todo de su parte para que los cuartos de final de la Eurocopa se convirtieran en una auténtica fiesta popular. Primero se congregó a la gente para degustar una enorme paella, rematada con una posterior costillada. Con los estómagos llenos los asistentes al campo moscón hicieron tiempo acompañados de la música de José Luis Franco.

Tras el partido, seguido a través de un monitor de televisión, los asistentes al campo siguieron disfrutando de una noche muy agradable, ahora con la música de un pinchadiscos. Pero las actividades no acabaron ahí. El Mosconia, ya que en Grado no había hoguera de San Juan, organizó una en el aparcamiento del campo. Tras el fuego, la fiesta continuó hasta altas horas de la madrugada.