Oviedo, A. M. O.

«Aspiramos a lo máximo», dice el asturiano Joaquín Alonso ante el Campeonato del Mundo de fútbol playa para el que España se clasificó brillantemente el domingo anterior. Joaquín, ex futbolista del Sporting, es desde 2002 el entrenador del equipo nacional, período en el cual el conjunto se ha convertido en uno de los poderosos de esta modalidad de fútbol.

Y no es sólo que lo diga Joaquín, que criterio y crédito tiene de sobra, sino que España va a llegar a la cita de Tahití en septiembre del año que viene avalada por una formidable selección, como ha demostrado en el torneo clasificatorio que finalizó ayer hizo una semana en Moscú. España redondeó su clasificación batiendo nada menos que a la anfitriona, Rusia, que por si fuese poco es la actual campeona del mundo, tras derrotar en la última cita mundialista a Brasil por 12-8. Además de Rusia, que sólo había perdido un partido en los últimos dos años, los otros dos equipos que representarán a Europa en el Mundial son Ucrania y Holanda, de los 24 aspirantes que había.

Hablando del clasificatorio, Joaquín señala que «nunca me encontré con una competición tan difícil en mi etapa como seleccionador de fútbol playa. Además de los rivales, que resultaron complicados -Ucrania, Hungría y Polonia-, también teníamos la presión de clasificarnos después de no haberlo hecho para el anterior Mundial».

Con la formidable trayectoria del fútbol once, con una selección absoluta que no para de ganar títulos mundiales y europeos, bien acompañada por las menores, al fútbol playa le toca ahora dar un gran salto (su mejor puesto hasta ahora es un cuarto, en Marsella en 2008). Joaquín ya ha conseguido como entrenador dos títulos de la Liga europea y otros dos de la Copa de Europa. Un título mundial remataría a la perfección su trabajo, que de todos modos ya ha llamado la atención de la FIFA, pues forma parte de un grupo de estudio técnico del máximo organismo futbolístico mundial, en el que le acompañan la suiza Prisca Steinegger y el canadiense Ross Ongaro.

Joaquín lidera una selección en la que una de las grandes figuras es el gallego Amarelle, pero la principal aportación de futbolistas procede de Andalucía, como los hermanos Torres, Cristian y Javi, de Cádiz, aunque juegan en Italia, y el marbellí Juanma, todo ello debido a que es en el Sur donde hay más instalaciones permanentes para jugar al fútbol playa, mientras Asturias por ejemplo, «perdió terreno», según asegura el técnico.

Después de unos principios en los que el fútbol playa se abastecía fundamentalmente de ex practicantes de fútbol once, ahora éstos han desaparecido prácticamente porque, aclara Joaquín, «se necesita una técnica específica; además compites con gente joven, con lo que los ex futbolistas tenían cada vez menos oportunidades de hacerse un sitio». La mejoría también afecta a los entrenadores con cursos específicos de formación, aunque, como reconoce el seleccionador, «económicamente seguimos dependiendo de la selección grande».