El estado de euforia en el que lleva instalado el oviedismo en los últimos días está provocando resultado de forma inmediata. Las mejores previsiones respecto al pequeño accionista -300.000 euros- ya se han sobrepasado. La bola de nieve iniciada por el periodista británico Sid Lowe avanza a ritmo de avalancha mientras miles de adeptos se suman a la causa. La respuesta habla de la importancia del sentimiento azul, erigido como último baluarte contra el fútbol moderno y las sociedades anónimas. Si el fenómeno alentado desde la red ha tenido un impacto tan claro es porque se basa en la idea romántica de que el aficionado de a pie puede salvar al Oviedo.

Pero la bola de nieve será insuficiente. Sería un milagro que el club azul alcanzara los 1.905.000 euros -cantidad cifrada por el consejo de administración y el Alcalde para evitar la disolución- sólo con las aportaciones del aficionado. El menudeo de acciones es básico para que un accionista de peso encuentre el club soñado: una afición movilizada y una maltrecha situación económica paliada por el apoyo ciudadano.

Sin embargo, el futuro del Oviedo sigue dependiendo de un accionista de peso, alguien que aporte una cantidad lo suficientemente amplia como para superar los 1.905.000 euros y acercarse a los 2,5 millones (cifra señalada para finalizar la temporada sin sobresaltos). En este panorama aparece una sucesión de nombres que tendrán su protagonismo antes del día 17.

Quique Pina

La única persona que ha hablado de cifras concretas. «Aportaré 500.000 euros siempre que se den las condiciones favorables», mantiene hoy por hoy el presidente del Granada. Las condiciones de las que habla Pina se resumen en dos: que la inversión le asegure el control del club y que sea suficiente para que el club siga adelante.

Echando un vistazo a lo sucedido en los últimos días, Pina aparece como el gran beneficiado. Como si él mismo hubiera escrito el guión.

El problema radica en alcanzar los 1,4 millones de euros para que el murciano aporte otros 500.000 que salven al club de la disolución. El empresario sigue con interés el desarrollo del proceso, aunque es consciente de que sólo con el pequeño accionista su desembarco es muy complicado.

Celso González

Máximo accionista en su momento y hombre de importancia en el accionariado, ahora con el 14 por ciento de la participación. El nombre que despierta recelos entre los aficionados pero que puede tener las llaves del futuro. Su presencia en el accionariado es vista desde una doble perspectiva. Para un posible inversor, Celso González puede ser una amenaza. Su paquete de acciones es aún importante y la ausencia de un inversor que desembolse una cantidad mayúscula le da ciertas garantías de poder tener su cuota de poder.

Celso González es, además, uno de los principales interesados en que el Oviedo no desaparezca. Al menos desde una perspectiva económica. González figura en la lista de acreedores del club. El Oviedo debe actualmente a Celso 3,9 millones, pero su cobro es complicado. Tras la suspensión de pagos el convenio estableció que las deudas privadas sólo se cumplirían con parte de los traspasos de futbolistas en los siguientes veinte años, a partir de la campaña 2003-2004. La deuda del Oviedo con Celso González finaliza en la temporada 2023-2024. Personas cercanas a su entorno afirman que será difícil que participe en la ampliación.

Control Sport

Apartado por el ímpetu de la grada y los deseos del Ayuntamiento, Control Sport permanece en la sombra. Pero nadie debe olvidar que aún es el máximo accionista. Alberto González sigue desaparecido, en busca y captura para lograr su ingreso en prisión por dos delitos de fraude fiscal de los que no abonó ni un céntimo de la condena. Ángel Martín Vaca es el único superviviente

No parece que sea el momento idóneo para que Control Sport intente movimiento alguno. De Martín Vaca sólo se ha sabido en los últimos meses de sus acercamientos a Quique Pina para venderle su participación accionarial. Así, Control Sport podría ayudar al desembarco de Pina en la entidad. El presidente del Granada sumaría a los 500.000 euros las acciones de Control Sport (el 39,36 antes de la ampliación) para asegurarse la posición dominante.

El Ayuntamiento

Esta vez no representará un papel trascendente en el accionariado. La labor de Iglesias Caunedo ha sido trascendental para la salida del club de González y Martín Vaca y para afrontar el período de transición en las condiciones más favorables, pero es impensable que su rol continúe a partir de la ampliación.

La contribución del Consistorio con el club será dentro de los márgenes del presupuesto que destina anualmente (600.000 euros) al mantenimiento del Carlos Tartiere y los campos de la Pixarra.