Sin su presencia más amenazante, el Madrid se convierte en un conjunto mustio y previsible. Cristiano Ronaldo es la pieza maestra, el rey del esquema ajedrecista de Mourinho. Una de las principales críticas que se está haciendo al técnico es su falta de argumentos desde el banquillo para cambiar el devenir de algunos partidos. Las bajas inciden en este problema, especialmente cuando Cristiano es el ausente. El partido de Pamplona, empate contra el colista incluido, dejó a la luz muchos de los defectos de un equipo que poco se parece al de la temporada pasada. Fue la confirmación de lo que se ha visto en toda la primera vuelta del campeonato.

En la campaña 2011-2012 el Madrid logró acabar con el reinado del Barça de Guardiola de una forma espectacular. Su paso hacia el título se produjo a ritmo de récord. Si algo caracterizaba al Madrid campeón fue su vigor: atento en defensa y afilado en ataque, se convirtió en una máquina de hacer goles, especialmente con unas contras magníficas. Resulta lógico que Cristiano Ronaldo se encontrara en su salsa.

Este año no se ha visto nada parecido. Lo que las sensaciones dejan intuir la estadística se encarga de confirmar: el Madrid ha sumado 12 puntos menos (37) que la campaña pasada. También se percibe el mal momento en el cómputo de goles. Ahora, el Madrid cierra la primera vuelta con 45 goles a favor y 20 en contra, cuando el año pasado lo hizo con 67 a favor (22 más) y 18 en contra (dos menos). Pero el dato que más escuece en el aficionado madridista es la distancia con su eterno rival. Nunca en toda la historia el Barça navegaba a una distancia tan amplia del Madrid. El peor precedente se encuentra en la campaña 2005-2006, cuando finalizó a 13 puntos. El Madrid de Mourinho ha superado ese récord negativo.

La influencia de Cristiano en el foco ofensivo del Madrid apenas se ha resentido esta temporada. El luso sigue siendo el principal reclamo en ataque. Ronaldo es el futbolista de Primera División que más remata. El delantero ha rematado en 138 ocasiones, con una media de un remate cada 11,72 minutos. Su dominio se extiende a los disparos a puerta. Cristiano remata entre palos cada 26,97 minutos, con un total de sesenta lanzamientos, muy por delante del segundo en esta clasificación, Messi, con cincuenta y uno. Sí se advierte un bajón importante en el porcentaje de acierto: Cristiano sumaba a estas alturas veinticuatro goles el año pasado, cuando ahora acumula dieciséis tantos.

La ausencia de Cristiano en el Reyno de Navarra no ha hecho otra cosa que exagerar los defectos del equipo. En Pamplona el Madrid sólo disparó una sola vez a puerta en los noventa minutos (su media en la primera vuelta es de 19,83 por encuentro). Pero la voracidad del delantero portugués no es la única razón del mal momento merengue. La falta de argumentos en su juego es aún más alarmante. El defecto se ha ido atisbando a lo largo de toda la primera vuelta. Agarrado a momentos de inspiración ocasional de sus artistas (Özil cuando tiene el día, Di María y Benzema a ratos, Cristiano Ronaldo siempre), el juego colectivo ha brillado por su ausencia. Pamplona significó el peor ejemplo en lo que va de campaña. El Madrid perdió en el Reyno de Navarra 99 balones cuando la media de la temporada es de 89,94. En toda la Primera División sólo Osasuna (107,72) y Athletic de Bilbao (99,79) pierden más balones de media que los errados por el conjunto de Mourinho el pasado sábado.

Los números pesan, las sensaciones confirman los peores augurios. No en la caseta blanca. Mourinho se encargó tras el tropiezo en Pamplona de buscar justificaciones. «Todo viene de las primeras jornadas. Pasaron cosas de las que no quiero hablar», se justificó.