Víctor Valdés no terminará su carrera deportiva en el Barça. Es un hecho. Valdés es uno de los mejores porteros del mundo y, desde luego, el mejor portero del mundo para un equipo como el Barça. Esto no es un hecho, sino un juicio. Después de que Valdés anunciara que no renovaría con el Barça, muchos culés han sacado a pasear la histórica mala baba que forma parte de la leyenda autodestructiva del club y han convertido en «trending topic» el desprecio a Valdés. David Hume decía que los juicios morales (y todos los juicios deportivos son morales) tienen su base en las pasiones o emociones más que en la razón. Decir que el asesinato es moralmente inaceptable, por ejemplo, no es una cuestión de hecho, sino que se refiere a un sentimiento moral en la persona que realiza el juicio. Cuando consideramos que una acción es viciosa, queremos decir que experimentamos una sensación o sentimiento de censura al contemplarla. No es que Valdés haya sido un lastre para el Barça, sino que algunos culés llevan años experimentando una sensación o sentimiento de censura cuando contemplan a Valdés.

Los sonidos, los colores, el calor o el frío no son cualidades de los objetos porque la afirmación «la hierba es verde» sólo es verdadera para los seres que perciben la hierba de la misma manera que nosotros. Así, la afirmación «la hierba del Camp Nou es verde» no está en el objeto, sino en el sujeto. El vicio y la virtud pueden, según Hume, compararse con los sonidos, los colores, el calor o el frío, de modo que los juicios morales no son una propiedad objetiva de las acciones. Las actuaciones de Valdés en el Barça son como el color verde del césped del Camp Nou: los colores dependen del objeto que refleja haces de luz y de la manera en que el sistema óptico de quien percibe procesa esos haces de luz, y las actuaciones de Valdés dependen de los reflejos del portero y de la manera en que el sistema óptico del aficionado procesa esos reflejos. Por eso Valdés es a la vez rápido y lento, sabe salir de su portería y es un negado más allá de la sombra del larguero, es bueno en el uno contra y uno y torpe cuando le encaran, es un buen primer atacante y un mal último defensa. Sin las emociones humanas, concluía Hume, la moralidad dejaría de existir aunque los actos que llamamos moralmente buenos o malos siguieran ocurriendo. Sin emociones, los juicios morales futbolísticos dejarían de existir, aunque las paradas de Víctor Valdés hayan contribuido a construir el mejor Barça de la historia tanto como los goles de Messi. Eso es algo más que un hecho o un juicio moral. Es un hecho emocionante.