Gijón, Á. CABRANES

La visita del Racing al Sporting se convirtió ayer en un nuevo motivo para recordar a uno de los técnicos que ha marcado la historia más reciente de ambos conjuntos. La figura de Manolo Preciado encabezó los homenajes durante los prolegómenos del encuentro por parte de un sector de la afición rojiblanca. Sin embargo, la unión astur-cántabra, tan cercana en los últimos años con lazos tan estrechos como el popular «pacto de Llanes», se resquebrajó durante unos minutos. La policía tuvo que intervenir antes del partido para frenar unos incidentes protagonizados entre ambas aficiones a la altura del parque de Isabel La Católica. Un enfrentamiento que se saldó con varios contusionados.

Los últimos tiempos habían sido los del entendimiento entre dos comunidades y equipos vecinos. Racing y Sporting militaban en Primera División y, una vez por unos, y otra vez por los otros, siempre habían encontrado la forma de echarse una mano y dejar la rivalidad aparcada. Manolo Preciado también había contribuido a que sportinguistas y racinguistas estuvieran más cercanos que nunca. Su ausencia, recordada ayer por muchos de los que fueron a El Molinón, quizá también haya influido en que las relaciones entre los seguidores más radicales de ambos conjuntos vuelvan a alejarse. Los enfrentamientos en el parque Isabel La Católica fueron prueba de ello.

Al margen de estas disputas, la llegada del Racing a Gijón se convirtió en una nueva oportunidad para recordar al de Astillero. Se habilitaron en El Molinón varias mesas para continuar recaudando fondos que ayuden a la financiación de la estatua que está previsto erigir junto al campo gijonés. Además, la peña sportinguista El Llavianu entregó a Manu Preciado, hijo del desaparecido técnico, el trofeo que estrenan este año. Se trata de un galardón que lleva el nombre del de Astillero y que toma forma en un busto inspirado en el ex entrenador rojiblanco. Servirá para distinguir al mejor jugador del Sporting cada temporada. Su presidente, Manuel Cadavieco, optó por entregarle a la familia de Preciado la primera estatuilla, de manera honorífica. «Siempre es bonito recibir este tipo de homenajes por parte de la gente que tanto quiere a mi padre», agradeció Manu Preciado, que quiere afincarse en Valencia para obtener el título de entrenador.