La difícil situación por la que atraviesa el equipo (más en cuanto a las sensaciones que a resultados) exige un esfuerzo mayor por parte de la plantilla del Oviedo. También desde el punto de vista físico. Uno de los objetivos de esta semana es que la enfermería se vaya vaciando progresivamente. Pepe Díaz está recuperado y hoy probará con el resto de compañeros para certificar que se encuentra en condiciones. Podría no ser la única novedad.

Manu Busto está disponible. Al menos en cuanto a su lesión se refiere. El cántabro aún no ha entrado en la dinámica del grupo pero la rotura de fibras que sufrió el 27 de enero es ya cosa del pasado. A Sarriugarte se le presenta ahora un debate interno: ¿Forzar o no el regreso del cántabro? En contra del media punta juega el estado del terreno de juego y los precedentes, hay que tener cuidado con el estado físico de Busto que este año ya ha tenido dos lesiones molestas (isquiotibiales y cuádriceps).

El que lo tiene más complicado es Cerrajería. El vasco sigue entrenándose al margen, haciendo carrera continua en El Requexón. Aún con molestias en el menisco, su presencia ante el rayo B parece precipitada aunque el cuerpo técnico no descarta que si su estado mejora notablemente de aquí al domingo pueda entrar en la convocatoria.

Cualquier ayuda es buena cuando se trata de un partido tan importante. «Estoy animado, las sensaciones son buenas y espero llegar a tiempo». Pepe Díaz es el primer en apuntarse a la batalla ante el Rayo B. El andaluz sufrió un pinchazo en el entrenamiento del jueves pasado al resbalar que le hizo temerse lo peor. La rotura de fibras finalmente no se produjo y la contractura parece superada. «Entrenaré mañana -por hoy- con el equipo para ver las sensaciones. Prefiero ver cómo responde el músculo ante el césped», afirma.

La presencia del andaluz parece segura, siempre que el test de hoy no sea negativo. También se cuenta con otra novedad de peso. La de Aitor Sanz, el capitán, que tras su partido de sanción volverá a comandar la nave desde el centro del campo. Las condiciones del madrileño tienen peso dentro y fuera del terreno de juego, por eso su presencia se antoja decisiva.

«En club como el Oviedo no se puede permitir situaciones como esta», dijo tras el encuentro con el presidente del lunes haciendo de portavoz del vestuario. Su mensaje ha calado. «La gente está con el cuchillo entre los dientes porque ya no podemos fallar más. Nos han pegado dos golpes buenos que quizá nos sirvan para espabilar y para recuperar el hambre que este club y esta afición necesitan», indica Pepe Díaz. «Tenemos que hablar menos y hacer más dentro del campo porque en estas fechas es donde nos estamos jugando lo importante», apostilla.

Aterrizado en el mercado invernal, a Pepe Díaz ya le ha dado tiempo a comprobar cómo se las gasta la afición azul. Lo que eran alabanzas y piropos para el grupo en las dos primeras jornadas tras su llegada (que coincidieron con las victorias ante Fuenlabrada y San Sebastián de los Reyes) se han convertido ahora en desilusiones y críticas. «A una afición que se desplaza en masa a Madrid para apoyarnos tal y como está la cosa ahora mismo no se le puede decir nada. Al contrario, hay que darle. Ahora estamos en deuda con ellos».

Cualquier ayuda es poca para el fin de semana. A pesar de que la enfermería se va vaciando todavía pesan algunas ausencias. Diego Cervero (rotura de fibras en el cuádriceps) y Orlando Quintana (fractura en las costillas) están descartados para un encuentro en el que Sarriugarte, tal y como ya apuntó el presidente Toni Fidalgo, parece jugarse parte del crédito adquirido a lo largo de la temporada.

La victoria permitiría soñar por el objetivo deseado por cualquier oviedista: el primer puesto. «A mí me han enseñado siempre a luchar y aspirar a lo máximo», corona con firmeza Pepe Díaz.