Puede ser injusto que un consejo de administración haya trabajado tanto en un espacio corto de tiempo salvando una heredada situación económica crítica, dirigida a un abismo entonces, y dejarla en un vergel en el desierto de la inmensa crisis que atraviesa el fútbol; eso sí con el respaldo unánime en su máxima expresión de todos los que formamos las palabras Real Oviedo. La emisión de un comunicado anuncia un final precipitado en tiempo, forma y merecimiento, independientemente que desde su llegada barajaran la posibilidad de ocupar brevemente sus cargos en el club.

No es menos injusto que un técnico sea destituido, en el momento más importante de la temporada para un equipo de fútbol con el objetivo del Real Oviedo, estando al día de todas y cada una de las condiciones por las que fue contratado, cuando la situación del club era poco esperanzadora, consiguiendo en poco tiempo situar al equipo en la zona noble de la clasificación que da derecho a optar al gran objetivo final.

Y ello con unos números inigualables en las últimas temporadas, independientemente de que el descontento de unos pocos por los inevitables y mínimos resultados adversos o la estética de juego hiciesen peligrar ningún objetivo.

También será injusto que los aficionados del Real Oviedo no podamos disfrutar de un ciclo ascendente y positivo en todos los ámbitos: el económico, el social y el deportivo. Que nuestro consejo de administración unánimemente respaldado se haya dejado influir por unas habladurías (en palabras de nuestro presidente) y que al final posiblemente sólo serán eso: habladurías.

Y con esto sólo no se quita o se pone un consejo en el Real Oviedo. Que nuestro accionista mayoritario, para bien y para mal, que nos puso en la órbita de la vía a la élite, dando un salto cuantitativo y cualitativo añorado, no pueda expresar cualquier opinión afortunada o desafortunadamente sin provocar un efecto colateral de semejante dimensión.

Es tremendamente injusto que se haya producido la actual situación de dudas infinitas en este momento de la temporada, que deberíamos estar disfrutando y esperando ansiosos por el deseado y merecido final, presumiendo de haber logrado una privilegiada actualidad, ahora un poco ensombrecida, pero merecidísima para una afición que ha demostrado en los últimos años ser la mejor del mundo. Junto con personas, colectivos y miembros de anteriores consejos que trabajaron, sufrieron y se esforzaron contribuyendo a formar esta actualidad.

Sólo la unificación de fuerzas nos dio y dará el éxito. No desviemos la atención.