Si Kant estuviera vivo, no estaría muerto. Vale. Eso significaría, en primer lugar, que no podríamos leer la famosa inscripción en Kaliningrado, cerca de la tumba del filósofo, que dice: «Dos cosas me llenan la mente con un siempre renovado y acrecentado asombro y admiración por mucho que continuamente reflexione sobre ellas: el firmamento estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí». Y, en segundo lugar, que Kant estaría ahora mismo dando instrucciones al marmolista para añadir otras dos cosas que llenan su mente con un siempre renovado y acrecentado asombro y admiración: la capacidad de Messi para cambiar un partido, y la incapacidad del Atlético de Madrid para ganar un partido a Los Otros. El firmamento estrellado, la ley moral, Messi y el Atlético de Madrid. Admirable.

Los escépticos, dijo también Kant, son una especie de nómadas que aborrecen todo asentimiento duradero. Bueno, pues los escépticos tienen un problema (o una solución) porque la capacidad de Messi para espabilar al Barça incluso en un estadio en el que no tendría que ser necesario que alguien lo espabilara, y la incapacidad del Atlético de Madrid para ganar incluso a la versión más pasota de Los Otros, son verdades más duraderas que Jordi Hurtado presentando «Saber y ganar». El filósofo escéptico, y también médico, Sexto Empírico afirmaba que un dogma es el asentimiento a una cosa oscura. Por eso la transustanciación o la inmaculada concepción son dogmas, al igual que también lo son las agencias de calificación de riesgos como Standard & Poor's o la fe en que los recortes presupuestarios en Sanidad y en Educación curan a la gente y hacen más sabios a los niños. Pero el gol de Messi en San Mamés y el inquieto despiste del Atlético de Madrid en el Calderón ante Los Otros no son cosas oscuras, así que nuestro asentimiento respecto a la capacidad de Messi y la incapacidad del Atlético de Madrid no son dogmas.

Que Messi jugará un buen partido el próximo miércoles ante el Bayern de Múnich y que el Atlético de Madrid no será subcampeón de Liga no son simples dogmas. Que Messi es capaz de lo imposible y que el Atlético de Madrid es incapaz de lo posible es asombroso y admirable. El marmolista de Kant ya tiene trabajo.