Satisfacción... con los pies en el suelo. La victoria en Montmeló, la segunda de la temporada tras la del GP de China, suponía para Fernando Alonso y Ferrari mucho más que la simple suma de 25 puntos. Incluso más que la resta de 13 a Sebastian Vettel. Era la constatación de que el F128 es un coche fiable y robusto; de que lo sucedido en Bahréin con el DRS no fue más que una mala pasada de la fortuna y de que, ahora sí, el asturiano tiene en sus manos una máquina con la que buscar su tercera corona mundial.

Los Pirelli marcan el ritmo del campeonato y Ferrari, como Lotus, ha sabido adaptarse a las exigencias. La palabra clave en la F1 actual no es tanto velocidad como ritmo. Velocidad a una vuelta tiene para dar y regalar Mercedes, tanta como problemas luego para mantenerse en pista. Debe ser ciertamente frustrante para un piloto del carácter de Lewis Hamilton verse a los mandos de una flecha plateada que vuela en las clasificaciones y que se arrastra en las carreras.

«Tenemos un coche competitivo, para ganar el Campeonato», reconocía el ovetense tras la carrera de Montmeló; al tiempo que pedía mejorar el rendimiento en la clasificatoria de Mónaco, la próxima parada del «Circo», dadas las condiciones de extrema dificultad para adelantar que ofrecen las enrevesadas calles del Principado. Le daba ayer mismo la razón Stefano Domenicalli, el director deportivo de la scuderia, aunque advertía de que «no tenemos que desequilibrar la situación actual del coche».

La situación actual significa que las carreras ya no se ganan desde la pole, aunque siempre ayude, sino por ritmo y estrategia. La gran diferencia en todo caso del F128 con sus predecesores es que debe evolucionar, pero no para igualarse a los demás, como otros años, sino para mantener el terreno ganado.

Kimi, silencioso.- Evidenció Ferrari en Barcelona un gran ritmo y una perfecta estrategia, como lo evidenció Lotus con Kimi Raikkonen. El finlandés ha dejado de ser el piloto de hielo para convertirse en el piloto silencioso, el que siempre termina apareciendo en la parte final de las carreras para situarse en la zona alta. Sin hacer ruido, sin entrar en batallas innecesarias. Ojo a Kimi, que parece iniciar las carreras al cumplirse el ecuador de las mismas y que, piano piano, suma ya una victoria y tres segundas plazas esta temporada; con 22 carreras seguidas en los puntos en la que es la tercera mejor racha de la historia tras las 23 de Alonso entre las temporadas 2011-12 y las 24 de Schumacher entre 2001 y 2003.

Red Bull contra Pirelli.- La escudería austriaca hizo de la aerodinámica su obra maestra, pero el lapicero de Adrian Newey no encuentra de momento una solución mágica con la que atajar sus problemas con los Pirelli. Ayer mismo exigía el austriaco Dietrich Matschitz, el propietario de la escudería, unos neumáticos más duraderos. «El objetivo era lograr unas carreras más emocionantes con más paradas para cambiar neumáticos, pero no tanto», dijo el jefe del búfalo rojo.

Quejas al margen, no debería ignorar Matschitz que en el garaje de Red Bull equivocaron la estrategia con Vettel en Montmeló reteniéndole en pista demasiadas vueltas tras un Rosberg al que no lograba superar pese al peor ritmo del Mercedes. Ahí ganó la partida Ferrari, no con los neumáticos. Este mismo Red Bull con estos mismos neumáticos ha ganado este año en Malasia y Bahréin, y volverá a hacerlo sin duda en circuitos en los que impongan la fuerza de su aerodinámica.

Quejarse sólo cuando no se gana es el argumento más pobre.

Cuestión de tres.- Hace un año a estas alturas habían ganado cinco pilotos distintos de cinco distintas escuderías las cinco primeras carreras. Esta campaña ya se sabe que el Mundial es una lucha a tres entre Vettel, Raikkonen y Alonso en la que el comportamiento de los segundos pilotos, como el de Massa en Barcelona, puede resultar fundamental.

Una lucha a tres porque Mercedes tiene de momento un problema irresoluto con los neumáticos, y McLaren está para recoger migajas a la espera del impulso de la llegada de los dólares del mexicano Carlos Slim, padrino deportivo de «Checo» Pérez y próximo patrocinador de la escudería.

Aunque ésta sea la tercera vez que gano una carrera en casa, la emoción es siempre enorme; como si se tratara de la primera vez. Es muy bonito poder ofrecer esta victoria a España, sobre todo en un momento de crisis como éste, y cuando hay tanta gente que no tiene la posibilidad de venir aquí a animar. Le doy las gracias a todo el mundo por su apoyo, y también al equipo por haber hecho un trabajo fantástico. Después de una clasificación nada fácil, todo ha funcionado a la perfección: la salida, la estrategia, las paradas, la gestión de los neumáticos? Al principio había que recuperar algunas posiciones, pero una vez pasada la mitad de la recta ya no quedaba espacio para hacerlo. Así que guardé el KERS para utilizarlo en la curva 3, donde me di cuenta, viendo la carrera de GP2, que era posible atacar por el exterior. Tuvimos que anticipar la última parada debido a un pequeño pinchazo por el que la rueda trasera derecha perdía un poco de presión en la parte final de la vuelta, pero afortunadamente este suceso no ha afectado al resultado final. Creo que con este coche podemos pelear por el Mundial, porque en cinco carreras hemos conquistado un segundo puesto y dos victorias. De ahora en adelante, tenemos que ser capaces de mantener un rendimiento constante y ganar la mayor cantidad de puntos posibles, porque somos muy conscientes de que no somos los más rápidos, y para cambiar esto, hay mucha gente trabajando día y noche en la pista y en Maranello.

«Al buen trabajo de Ferrari en la estrategia respondió Fernando Alonso, un fenómeno, con una carrera perfecta para lograr la segunda victoria de la temporada. Un triunfo con el premio añadido para la scuderia de la tercera plaza de Felipe Massa, por delante de un Vettel que en ningún momento pudo luchar por la cabeza».