«Yo he venido aquí a hablar de mi libro», espetó Francisco Umbral a Mercedes Milá en «Queremos saber», muy molesto porque se acababa el programa y no había manera de promocionar el libro, que era a lo que el escritor había ido. Esto sucedió allá por el pleistoceno inferior, antes de que Mercedes Milá se convirtiera en un subproducto casposo de la telebasura. Como Umbral, muchos culés podríamos interrumpir la penúltima jornada de Liga diciendo: «Yo he venido aquí a hablar de fútbol». De fútbol, no de si vestir a la estatua de Colón con la camiseta del Barça es un insulto a los seguidores del Espanyol o sólo una horterada, o de si es correcto que algunos aficionados pericos den la espalda al campo para no ver cómo los jugadores de su equipo hacen el pasillo de campeón al Barça. Los escritores quieren vender libros y los futboleros queremos ver partidos de fútbol.

Supongo que la estatua de Colón debe de estar acostumbrada a las gilipolleces desde que hace unos años alguien tuvo la idea de casar la estatua barcelonesa con la estatua de Libertad, del mismo modo que los futboleros estamos acostumbrados a las chorradas en torno a los pasillos a los campeones de Liga desde que el Barça hizo el pasillo al Madrid en el Bernabeu. La capacidad del fútbol para producir polémicas absurdas no tiene límite. Durante el rodaje de la película «La reina de África», todo el equipo técnico y artístico sufrió horribles diarreas e incluso alguno contrajo la disentería. Sólo se libraron John Huston, el director, y Humphrey Bogart, el protagonista. ¿Por qué? Porque Huston y Bogart no bebieron agua durante todo el tiempo que duró el rodaje, sino whisky. Qué gran lección futbolera. La única manera de librarse de las diarreas mentales en torno a la estatua de Colón y de la disentería oculta en los pasillos en honor a los campeones por parte del eterno rival es no beber agua. Ni una gota. Los futboleros podemos vivir del whisky del fútbol. Nosotros hemos venido al estadio a ver un partido de fútbol, señora Milá, no a hacer metafísica en torno a la estatua de Colón ni a formar parte de una performance a costa de un pasillo.

Lamento haber desperdiciado este artículo futbolero hablando de una estatua y un pasillo en lugar de hablar de fútbol. Ustedes no han venido aquí a beber agua, sino whisky. Perdón por la diarrea. Incluso yo mismo? yo? tengo que? tengo que ir al baño. Maldita sea. ¿Quién quiere beber agua con Colón pudiendo tomarse un whisky con Huston y Bogart?