Mario D. BRAÑA

Minutos después de que el Barcelona inscribiese su nombre en otro apartado del libro de los récords, al igualar los 100 puntos ligueros del Madrid de la pasada temporada, se dieron prisa los azulgrana en resolver la parte deportiva para dedicar el final del partido al capítulo de los reconocimientos a futbolistas señalados. Por encima de todos, Abidal, que después de su último cuarto de hora sobre el césped se convirtió en el centro de atención de los 65.000 espectadores del Camp Nou. Voló el francés impulsado por sus compañeros y después disfrutó de la compañía de su mujer, sus dos hijas y su primo Gerard, el donante que le permitió salvar la vida.

También hubo ovación con sabor a despedida para Villa, que abrió la puerta de la última victoria de la temporada. El cariño de la afición, que ha reclamado su titularidad durante los últimos meses, no garantiza el futuro de El Guaje como azulgrana. Villa tiene contrato hasta junio de 2014, pero aparece en casi todas las quinielas para hacer hueco a Neymar y a los canteranos que llegan con fuerza. Ajeno a todos los rumores, El Guaje jugó con la misma pasión que siempre, buscando más goles que el que anotó tras una jugada de Iniesta y Pedro.

Como Cesc y Montoya imitaron al asturiano muy pronto, al cuarto de hora estaba prácticamente cumplido el objetivo de los 100 puntos. Poco a poco, el Málaga se rehizo y dejó muestras de su calidad ofensiva, pero sus delanteros estuvieron ciegos ante la puerta. Sólo marcó sobre la hora de juego, un golazo por cierto, Morales, después de que Iniesta hubiese completado su partidazo con un cuarto tanto pleno de calidad. Ausente Messi, el manchego volvió a llevar los galones de un equipo muy metido en el partido.

El cambio de Thiago por Iniesta fue el punto de inflexión para pasar de lo futbolístico a lo sentimental. Destensado el juego, abundaron las oportunidades en las dos porterías, pero a partir del último cuarto de hora todos los ojos fueron para Abidal, que se reivindicó con una actuación muy solvente en defensa y un despliegue hacia el área contraria que estuvo a punto de redondear la «manita».

«Os llevaré siempre en mi corazón. ¡Visca el Barça! y ¡visca Cataluña!». De este modo se despidió Abidal del Camp Nou tras el partido desde el centro del campo. Acompañado de su mujer, sus dos hijas y su primo Gerard -para el que pidió una ovación por haberle cedido parte de su hígado-, Abidal se dirigió al público rodeado de todos los jugadores y el cuerpo técnico, que lucían una camiseta con el lema «Merci, Abidal». El defensa recibió de los capitanes, Xavi y Puyol, una camiseta del Barcelona con el 22 a la espalda y el mismo lema.

«En nombre de mi familia os quiero dar las gracias por todo el apoyo que hemos tenido. La verdad es que hemos vivido seis años espectaculares. Muchas gracias a los catalanes. Sois parte de nuestra familia», agradeció Abidal, que contempló emocionado un vídeo que repasaba sus trayectoria en el Barcelona y su proceso de recuperación. Después, Abidal fue manteado por sus compañeros, que le hicieron pasillo hacia la caseta.