La Segunda está, más o menos, en precisión galaica, como el banquillo del Real Madrid: pendiente de flecos. No se sabe cuáles, pero flecos. En la categoría de plata, el segundo clasificado, el cuarto incluido en la promoción de ascenso y uno de los tres descendidos, Xerez aparte, que va a salvarse a costa del descendido por decreto, el Guadalajara. El partido de Miranda de Ebro, el que tiene que jugar el Sporting, no servirá más que para la fiesta local, porque la ciudad de Miranda tiene que hacer fiesta por la permanencia de un modesto que ha culminado la hazaña de subir y de aguantar en una categoría «perrera», que decía aquel clásico del fútbol asturiano. La casualidad quiere que en la plantilla del Sporting se acumulen las bajas por lesión. Hasta nueve jugadores figuran en los partes médicos oficiales, los que se niegan a facilitar gentes tan importantes como Pep Chanel Guardiola o Jose Mourinho y de las Alas Pumariño. En el caso del Sporting son nueve las lesiones, aunque nadie quiere sospechar de lesiones estratégicas para esquivar molestos viajes en autobús. Hace muchos años el Ayuntamiento de Madrid hizo una campaña en favor del uso del transporte público en superficie, cuyo lema decía: «Al centro, en autobús». El Sporting bien podría cambiarlo un poco y usar el de «A Primera, en autobús».

Mientras llega el partido final de la presente Liga se van conociendo detalles de la próxima plantilla. López Garai, de quien en Vigo hablan maravillas por lo que hacía en el campo, aunque dicen que en el vestuario sus maravillas eran menores, ya confiesa que va a cambiar las rayas verdes de la camisola del Córdoba por las rojas de la del Sporting. Tras él vendrán bastantes más pese a la delicada situación económica del club o sociedad anónima deportiva. Va a ser un verano divertido, muy divertido.

Lo que parece claro, damas y caballeros, señoras y señores diputados, es que el Sporting tiene que componer una plantilla mejor que la actual. Alrededor de ésta se han ido construyendo mitos que la realidad ha tumbado. Ni fue la mejor de la categoría ni los jugadores, individualmente, fueron los mejores. La herencia del equipo alegre y atrevido ha sido nefasta por más que haya algún sector que se siga engañando a sí mismo. La renovación rojiblanca es inevitable. Y ya es hora de que se haga.

Donde la renovación va a ser más complicada es en Primera, donde la crisis azota de forma brutal. El fichaje de Neymar, desde el punto de vista financiero, es un misterio porque los dueños de gran parte de los derechos del jugador ya reclaman. El Madrid no está tan boyante como hace años, aunque se asegura que el club pagará de nuevo por fichar a un entrenador, y van tres por los que ha de pagar, y se hará con los servicios de Bale, la gran estrella emergente del fútbol europeo. Pero los jugadores de nivel se van fuera, como Jesús Navas, Iago Aspas o Adrián, el portero del Betis. La Liga sigue en proceso de debilitamiento, pero, eso sí, su presidente no va a dejar un vestuario sin ponerlo bajo sospecha.