Hay muchas razones para justificar los cambios de Xavi Moré y Manu Busto. La principal, el estado físico de ambos jugadores después de haber realizado un esfuerzo enorme durante el tiempo que estuvieron en el campo. Es posible que ya no tuvieran fuerzas para más, pero lo cierto es que sus cambios coincidieron con la remontada del Éibar y que sin ellos al Oviedo se le hizo mucho más cuesta arriba dar un último arreón para mejorar el resultado en la eliminatoria.

Xavi Moré fue una auténtica pesadilla para los defensas vascos durante la primera parte. Sobre todo cuando el pucelano conseguía conectar o bien con Héctor Simón o bien con el propio Manu Busto. Y el cántabro ayer estaba de dulce. Bajaba el balón con criterio y veía a sus compañeros con gran facilidad. De sus pies salieron algunas de las mejores acciones de los azules. Y fue él quien sacó el córner que terminó con el tanto de Aitor Sanz.

El primero que se fue al banquillo fue Xavi Moré. El pucelano se marchó del campo en el 57 y un minutos después el Éibar marcó el gol del empate. Antes había tenido tiempo para volver loco al lateral izquierdo Yuri, que no se bastaba él solo para frenar las incursiones del extremo derecho. De sus jugadas salieron la mayor parte de los saques de esquina que botó el Oviedo. Incluido también el del gol.

Y es que estaba claro que ayer la banda donde el Oviedo podía sacar rendimiento era la derecha. Busto, y en ocasiones Héctor Simón, lo supieron leer a la perfección y cargaron el juego por ese costado, mucho más letal que el izquierdo en la ofensiva azul. Pero el desgaste al que se vio sometido Xavi Moré le acabó pasando factura y en la segunda parte tuvo que ser sustituido. Granero dio entrada entonces a Señé y puso a Manu Busto por la derecha. Al margen del gol, el nuevo dibujo no terminó de funcionar. Busto en la banda no es un futbolista tan letal y además empezaba a quedarse sin oxígeno.

Y es que el cántabro también realizó un partido de mucho desgaste. En la primera parte era él el que bajaba el balón y lo daba con criterio a sus compañeros. También se encargaba de sacar la mayor parte de los balones parados. Fue precisamente en esa faceta en la que más se le echó en falta cuando, en el minuto 65, Granero decidió retirarlo del campo y dar entrada a Pepe Díaz. El cordobés no tuvo ayer su día más inspirado, lo que ayudó a que la ausencia de Busto se notara aún más. Y cuando marcó el segundo el Éibar muchos hubieran pagado por que Busto volviera al campo.