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Al Sporting se le saltan las pinzas

El Jaén desnuda a los rojiblancos, que dejan escapar los dos primeros puntos de El Molinón en otro mal partido allanado por un error del portero

La pinza que sostiene al Sporting es Stefan Scepovic. Los goles del serbio han tapado la falta de fútbol de un equipo que ha sacado un rendimiento muy superior al juego que ha ofrecido. Los resultadistas daban por bueno el suplicio de cada domingo a cambio del regocijo de ver la clasificación los lunes, hasta que vino el modesto Jaén y desnudó al Sporting. Las pinzas que sostenían al equipo saltaron por los aires y quedó claro que no hay nada tras los goles de Stefan. El Molinón se hartó ayer de ver a Cuéllar en tareas de organizador y de la falta de ambición de un equipo que se conforma con poco. Con mucho menos quizá que una afición que no olvida los buenos tiempos, que abundaron en este campo. No es algo nuevo, ni hay oportunismo en un comentario, que se ha repetido casa semana, ganando, empatando y perdiendo.

A pesar del gol mal anulado a Álex Barrera, fue al Jaén al que peor le supo el empate. El conjunto andaluz llegó a El Molinón poblado de futbolistas que nunca habían pisado un escenario como éste. Lejos de dejarse impresionar, y con las carencias propias de su presupuesto, los jiennenses plantearon un partido honesto con el fútbol. Jugaron más y mejor que el Sporting, no se encerraron, cometieron únicamente siete faltas en todo el encuentro y generaron un puñado de ocasiones clamorosas, de las que sólo fueron capaces de anotar una.

En su mejor acción ofensiva, el Sporting marcó un gol que debió subir al marcador y no lo hizo, pero necesitó de un error garrafal de Toni García para ver puerta. Y luego nada. La estadística de los disparos entre palos es demoledora: 2 del Sporting por 8 del Jaén. Contra las frías cifras es muy complicado discutir. Mientras Nacho Cases se marchita en el banquillo, el Sporting renuncia al fútbol. Como el estilo de un equipo lo marcan los centrocampistas, el Sporting juega hacia atrás, sin profundidad, sin ambición. Ayer no tuvo ni siquiera intensidad para defender su puesto en ascenso directo. Y ya se ha dicho también que, sin intensidad, este equipo se queda en los huesos. Jugó Lekic, un gigantón de 1,93 al que sus compañeros no le metieron ni un centro decente, quizá porque los extremos jugaban a pie cambiado. Las sensaciones son malas y el equipo está en un claro ciclo menguante en una de las fases más amables del calendario.

Poco después de que el Jaén diese el primer susto de la tarde, el Sporting se encontró un regalo inesperado. El portero visitante, Toni García, no supo interpretar un centro inocuo de Hugo Fraile al área pequeña. El guardameta se lanzó con los pies, de forma incomprensible y él solo introdujo el balón en su propia portería. Lo más difícil parecía hecho y se anunciaba una tarde tranquila en El Molinón. El Jaén acusó el golpe y no reaccionó en todo el primer tiempo. El Sporting, en su línea habitual de conformismo, apenas buscó el segundo.

Las aguas del Piles ya bajaban revueltas por algunos errores individuales que habían provocado los primeros pitos en el primer acto, y el agua terminó de enturbiarse en la segunda parte. El Jaén le perdió el respeto al Sporting y fue estirándose. Jona se topó con Cuéllar en un primer momento, pero la experiencia le sirvió para averiguar cómo superar al extremeño en la segunda ocasión en que se vieron las caras.

Curiosamente, el empate visitante volvió a enganchar a la grada con el equipo. Los pitos se aparcaron hasta el final del encuentro. El gol andaluz espoleó a los rojiblancos, que acusaron el castigo y reaccionaron al puyazo. El Sporting atacó atropelladamente, sin usar las bandas y sin circulación en el centro del campo. Un fútbol directo, primitivo y previsible que apenas inquietó a la defensa visitante. En una de las pocas acciones en que el balón rodó por el suelo, apareció el resquicio. Jara cargó por la derecha y puso un balón raso al segundo palo para la llegada de Barrera, que mandó el balón a la red con su pie izquierdo. El gol fue anulado por un fuera de juego, cuando menos, discutible.

Un par de "casquerazos" sin precisión fueron los únicos argumentos ofensivos del Sporting para doblegar a un Jaén que, a esas alturas, había recurrido ya a ese otro fútbol de pérdidas de tiempo y futbolistas dolientes por el suelo. A esas alturas, parecía que los jiennenses se conformaban con un empate que luego sabría a poco a su entrenador. Especialmente tras la última acción del partido. Un gran pase de Cobo, de nuevo a la espalda de Mandi, dejó a Gascón en una posición franca para haber tomado El Molinón al asaltó. Cuéllar aguantó y sacó un pie providencial que confirmó su enorme calidad bajo palos.

Los dos primeros puntos de la temporada volaron de El Molinón ante el peor visitante de la categoría. Lo peor son las malas sensaciones repetidas de un equipo que peca de lo mismo semana tras semana, sin que su entrenador haga nada por corregirlo. El problema sigue siendo el centro del campo, pero se va extendiendo ya a otras líneas. Crece la incertidumbre y hay futbolistas bajo sospecha. La buena noticia es que seguramente en Gerona ya estará disponible Scepovic para sostener al equipo con la pinza de sus goles.

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