El 15 de octubre de 2006 hizo su aparición en el primer equipo. Roberto Canella (Pola de Laviana, 7-2-1998) debutó en el Heliodoro Rodríguez López de la mano de Manuel Preciado. Saltó desde el banquillo y disputó los últimos minutos ante un Tenerife al que el Sporting goleó con holgura, con tantos de Gerardo, en dos ocasiones, Congo y Andreu. Han pasado siete años, los mismos que le han dejado como el único futbolista que continúa en la plantilla desde aquella campaña en la que todo empezó. Ante el Sabadell buscará celebrar con victoria una nueva cota que, a los 25 años, ha estado al alcance de pocos en la historia del club. Si nada lo impide, Canella sumará el domingo 200 partidos como rojiblanco.

"Cada encuentro que disputo es como si fuera el primero. Jugar en El Molinón, con el equipo del que siempre fuiste, es un orgullo. Ojalá pueda sumar muchos partidos más. Soy un privilegiado", afirma Canella. Lo hace con la misma sonrisa de aquel chavalín zurdo que llegó a Mareo en edad alevín. Los ojeadores del Sporting le habían visto despuntar en las filas del Alcava de Laviana. Eso sí, como centrocampista. Poco a poco, le fueron puliendo. Primero alineándolo como extremo para después convertirle en uno de los laterales izquierdos más prometedores, no sólo de Asturias, también del fútbol español.

El Canella que asomó la cabeza en el primer equipo no era un futbolista cualquiera. Ese mismo verano, el del 2006, en el que inició la pretemporada a las órdenes de Preciado, se había proclamado campeón de Europa con la selección española sub-19, en Polonia. Se coló entre la denominada quinta de Cesc, ya que la mayoría de la plantilla había nacido el mismo año que el actual jugador del Barcelona, 1987. Todos, menos el de Pola de Laviana, que contaba con un año menos. En aquel equipo dirigido por Ginés Meléndez no era sencillo hacerse con un sitio. Jugadores como Juanín Mata, con el que Canella formó una banda izquierda netamente asturiana, Piqué o Mario Suárez, resumían el potencial del combinado nacional. Había madera.

En su estreno en el primer equipo comenzó a dar muestra de su facilidad para sumarse al ataque y la solidez de una zurda que le llevó a disputar 17 partidos en Segunda durante la campaña de su nacimiento ante la afición sportinguista. Su crecimiento estuvo acompañado por los peldaños que fue ascendiendo en la selección nacional, repitiendo internacionalidades hasta llegar a la sub-21. Tardó un año en protagonizar el que es, hasta el momento, uno de los mejores mejores momentos que le ha brindado su carrera deportiva.

Canella fue uno de los indiscutibles en el último ascenso a Primera División del Sporting. Tomó parte en 36 partidos, e incluso aprovechó para a estrenarse como goleador, en la visita al Córdoba. El salto a Primera División le permitió madurar más rápido, dar otro paso importante en su trayectoria y, al mismo tiempo, le empezó a colocar en el que se ha convertido ya en un eterno escaparate. Los laterales izquierdos son un bien escaso en el fútbol, y la juventud y proyección de Canella siempre ha gozado de muchos admiradores. Tras lograr la permanencia, se abrió el primer capítulo veraniego de idas y venidas de ofertas, y a punto estuvo de hacer las maletas para marcharse al Zaragoza.

Sin embargo, su hegemonía en el costado zurdo de la zaga empezó a ser amenazada por una nueva promesa surgida de Mareo: José Ángel. El de Roces ya había dado muestra de su descaro a principios de 2009 y terminó por repartirse los minutos con Canella. El hecho de contar con dos jugadores de garantías en el mismo puesto fue el mejor aval para que el de Pola de Laviana continuara en Gijón. José Ángel se marchó a Roma en 2011, y Canella volvió a ser indiscutible.

A la vuelta de la esquina esperaba un trago amargo. La destitución de Preciado, con el que siempre mantuvo una relación casi paterno-fillial, fue el anuncio del descenso a Segunda. Canella se quedó sin una de sus conquistas personales como rojiblanco, y vio frenado su número de presencias en la máxima categoría del fútbol español, estancada, hasta el momento, en 100 partidos. Tocaba ahora sacar provecho de la experiencia de los anteriores años, enfundarse el brazalete de capitán, y liderar, más que nunca, el nuevo proyecto del equipo. El retorno no fue posible al primer intento.

Ha pasado otro verano, uno más, en el que la delicada situación económica del club llevó a colocar a Canella en el mercado. Y el verano terminó como siempre, con Canella en la plantilla y, en esta ocasión, dejando más clara que nunca su postura: "Lo que quiero es quedarme en el Sporting". Una frase que repite ahora, en vísperas de la llegada del Sabadell a El Molinón, La misma que descubre los 200 partidos que lleva a sus espaldas con tan sólo 25 años. "Es difícil alcanzar cifras altas en un mismo club, pero estaría encantado de que todo siguiera así", asegura el de Pola de Laviana, un joven con alma de veterano.