"Estar terceros es algo casual". Iván Cuéllar domina el concepto. El camino marcado impide mirar más allá del próximo domingo, de sumar otra victoria. Todo lo demás, son distracciones. "Seguimos pensando partido a partido, no hay más historia", zanja el extremeño que se concede, al menos, el derecho a "disfrutar de esta victoria y pensar únicamente en ganar al Mirandés, no hay que mirar nada más". Iván Cuéllar sabe bien cómo funciona esto del fútbol, que hoy estás arriba y mañana... Por eso, evita las cuentas y resiste la tentación de calcular distancias con el ascenso directo. "Está claro que cuanto más arriba, mejor, pero no es el momento de mirar la clasificación. Ahora hay que tener las ideas muy claras, ir partido a partido y eso es lo que te puede llevar al mes de abril en condiciones de alcanzar el sueño en el que estamos pensando todos. Aún es muy pronto para alcanzarlo".

Tampoco le gusta hablar de ascenso, como si citar el único objetivo del Sporting para esta temporada fuera a ponerlo más cuesta arriba: "No soy partidario de citar objetivos marcados a largo plazo". Cuéllar, como muchos futbolistas, es supersticioso. Lo que ya no le quita nadie al Sporting es la serie de seis jornadas consecutivas sin conocer la derrota y que le ha dado el impulso para alcanzar el tercer puesto de la clasificación. "Esta racha positiva es muy importante, para el ambiente en el vestuario, para que todos estemos contentos y para que la gente disfrute de su equipo", acepta Cuéllar.

Tras la importante victoria rojiblanca en Alicante, en un partido muy sufrido por el Sporting, que defendió con solvencia el gol inicial de Santi Jara, Cuéllar apunta que "lo más importante eran los tres puntos, la victoria y hay que quedarse con eso y con el trabajo de todo el equipo". El extremeño, que jugó un papel destacado en el triunfo rojiblanco, se quita cualquier protagonismo, como se lo quita al resto de compañeros, ya que entiende que es un triunfo del grupo: "Esta victoria la ha logrado el equipo. Ni Santi que es el que ha metido el gol, ni ningún nombre por encima del resto". Cuéllar reconoce que su equipo tuvo que realizar un intenso ejercicio defensivo y explica que "estábamos juntos, bien cerrados, tapando los pases interiores y controlando la velocidad de la gente de banda, porque preferíamos defender centros y tiros lejanos que balones interiores".