La "San Silvestre" de Oviedo crece a ritmo tan sostenido que hasta la calle más emblemática de la capital se ha quedado pequeña. La salida es incómoda y el circuito, por las calles del centro, corre riesgo de colapso, tanto por la cantidad -unos 3.700 en la prueba grande- como por las diferencias entre los que van a ganar y los que simplemente quieren despedir el año corriendo. De los primeros quedarán para la historia como ganadores de 2013 Pablo Ibáñez y Esther Álvarez. De la participación, un nuevo récord, con 3.200 inscritos y 500 más, según los organizadores, que corrieron sin dorsal. El Ayuntamiento ya busca alternativas para el próximo año, con la posibilidad de llegar a los 4,000 inscritos oficiales.

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Cuando Luis Díaz Grueso bajaba por primera vez por Marqués de Santa Cruz, con unos metros de ventaja sobre el grupo de cabeza, apenas habían abandonado la intersección con Fruela los últimos en tomar la salida. Una nueva prueba de lo complicado que resulta conciliar los intereses en las multitudinarias "San Silvestre". Pese a la victoria, Pablo Ibáñez reivindicaba dos salidas diferenciadas para poder realizar un buen calentamiento. Aun así, el joven ovetense tuvo tiempo de limar la ventaja de Díaz Grueso y llegar con cierta holgura a la plaza de la Catedral.

"Sabía que si llegaba con Luis tenía todas las de ganar", reconoció Ibáñez, dieciocho años más joven que el segundo clasificado, un fijo en la "San Silvestre" de su ciudad en los últimos 25 años. A Pablo Ibáñez, que hace tres años dejó el Oviedo Atletismo para fichar por el Oriente, le van mejor distancias más largas que los cinco kilómetros de la "San Silvestre" ovetense, pero la motivación de ganar en su ciudad puede con todo. Es uno de los atractivos del atletismo, "que no da para nada" en el aspecto económico, asegura Ibáñez, monitor infantil en el Centro Asturiano.

Pelayo Menéndez, otro ovetense aún más joven, 23 años, estuvo a punto de dar la gran sorpresa, ya que no es un habitual del mundillo del atletismo asturiano. Pelayo procede del esquí y ahora apenas puede dedicarse a entrenar tres días a la semana con sus compañeros del Triatlón Camargo Astillero en Santander, donde completa sus estudios y trabaja en el Instituto Hidráulico de Cantabria. Apenas recuperado de un trancazo que le impidió rendir el sábado en Mieres, Menéndez hizo un último kilómetro explosivo, hasta alcanzar el tercer puesto, a solo tres segundos de Díaz.

En categoría femenina, una invitada sorpresa, la hispano-marroquí Samira Mhamoi (Escuela Atletismo Ceuta) se coló en la pugna que suelen mantener Esther Álvarez (Maratón Oviedo) y Eva Braña (Centro Asturiano). Pese a que no tuvo "buenas sensaciones", Álvarez se las ingenió para superar a Samira gracias a su conocimiento del circuito, lo que le permitió despegarse a la altura del Auditorio y llegar con holgura con el apoyo del público, "que te lleva en volandas", destacó la lenense.

Samira, acostumbrada a los calores de su tierra, el peor enemigo que se encuentra a la hora de competir en Asturias es el frío. "No podía respirar bien", aseguró poco antes de recoger su trofeo como segunda clasificada en Oviedo. Samira, casada con un gijonés, aprovechó las vacaciones navideñas en Asturias para participar en la carrera de Nochebuena y en cuatro "San Silvestre", con buen balance: triunfos en La Fresneda y Pravia, segundos puestos en Mieres y Oviedo. Y eso que Samira, campeona africana de 400 vallas con Marruecos, apenas puede prepararse debido a su trabajo como entrenadora en la Escuela de Atletismo de Ceuta.