Pasaban algunos minutos de las once y media de la mañana cuando las alarmas del sportinguismo tocaron a rebato. Stefan Scepovic, el máximo goleador de la categoría y la auténtica revelación de la temporada, paró en seco, se miró los pies, se arrancó el peto, lo lanzó al suelo y comenzó a caminar hacia el vestuario. Toda la maquinaria sanitaria del club se puso en marcha a la carrera. Una rápida conversación a pie de campo y el serbio continuó su camino hacia la caseta. Las redes sociales hicieron el resto. El temor a una lesión del hombre-gol rojiblanco se extendió de forma viral entre la hinchada.

A última hora de la mañana, el club emitió un comunicado tranquilizador. Stefan Scepovic abandonó el entrenamiento de forma preventiva por un esguince leve en el tobillo izquierdo y fue sometido de inmediato a crioterapia y fisioterapia. Su concurso en Valdebebas queda pendiente de evolución.

La historia viene de atrás. El propio Scepovic explicó que había sido operado en ese tobillo hace unos años y que el martes recibió un golpe fortuito. No parecía tener mayor importancia, pero ayer se resintió. El serbio dice que jugará en Madrid.